Esta pasada semana se ha conocido un nuevo episodio en el largo contencioso que la industria láctea nacional, representada por Fenil, mantiene con las empresas burgalesas que pretenden proteger el Queso de Burgos como un alimento tradicional mediante una Indicación Geográfica Protegida (IGP). Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJ) desestima el último recurso interpuesto por Fenil contra este proceso y refuerza la validez del mismo. No obstante, visto lo enconado de la pugna por esta marca alimentaria, aún cabe un nuevo recurso en casación, que podría llevar el futuro del Queso de Burgos a las salas del Tribunal Supremo.
La Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), que representa a 60 industrias que transforman el 95% de la leche que se produce en España, motivó su último recurso de apelación argumentando que 'Queso de Burgos' es un término genérico, por lo que no puede tramitarse como una IGP. Asimismo, defendía que la creación de una marca protegida generaría confusión en el consumidor.
El TSJ ha desestimado ahora este recurso y avala los pasos dados desde la Asociación de Fabricantes de Queso de Burgos (Afaquebur), que agrupa a cinco queseras locales (Productos Lácteos Ovejero, de Briviesca; Lácteas Flor de Burgos, Lácteos Ruiz Angulo, Quesos de Sasamón y Mantequería Las Nieves, de Espinosa de los Monteros.
La abogada de este colectivo, Susana Duque, explica que el último fallo del TSJ considera que no ha resultado probado en ninguna instancia que 'Queso de Burgos' sea un término genérico según la definición jurídica. Asimismo, confirma que no ha existido error en la valoración de la prueba por el juzgador de instancia, como pedía Fenil, recogiendo parte los fundamentos de la sentencia recurrida.
Por lo que respecta a la supuesta confusión que la IGP causaría entre los consumidores, es una tesis que «no puede sostenerse». «Al contrario, confirma las conclusiones y fundamentos de la sentencia de primera instancia. Señala además que la IGP tiene también como objetivo informar al consumidor, proteger al mercado y a la competencia impidiendo que esta sea engañosa o falsa», explica Susana Duque.
Recordemos que Fenil ha centrado su batalla contra la IGP por el polémico término 'Queso Burgos'. La gran industria ha argumentado que estamos ante un término genérico, que no se puede registrar ni proteger bajo una Indicación Geográfica porque da nombre a un alimento que se consume indiferentemente de cuál sea su origen de ámbito geográfico y que carece de prestigio que otorga una elaboración artesanal.
Las queseras burgalesas sostienen por su parte que el Queso de Burgos que protegerá la IGP nada tiene que ver con el industrial de gran consumo. El queso blanco que se comercializa en los lineales de los supermercados bajo la marca 'Queso Burgos' no es realmente un queso fresco tradicional.
El queso blanco industrial es ultrafiltrado, es decir, concentra la leche y expulsa el suero antes de que ésta cuaje. Por contra, en el alimento tradicional la leche entera -fresca, natural y pasteurizada- se cuaja y en el proceso se genera el suero y el agua con el que se posteriormente se comercializará.
Originariamente se elaboraba con leche de oveja, aunque en la actualidad se suele utilizar leche de vaca o una mezcla de oveja y vaca.
Largo contencioso. El último recurso de apelación desestimado por los tribunales y conocido esta semana es uno más en el cruce de intereses y denuncias que se mueve en torno al Queso de Burgos y un nuevo ejemplo de que el sector industrial va a intentar dilatar lo máximo posible la implantación de la IGP en beneficio propio, algo que ya ha ocurrido con la Morcilla de Burgos, hoy protegida con esta figura de calidad.
Fenil recurre -sin éxito- la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de Valladolid que avaló la IGP Queso de Burgos como un alimento elaborado con procedimientos y fórmulas ancestrales que le distinguen de otros quesos artesanales e industriales.
Esta sentencia desestimaba a su vez un anterior recurso interpuesto en los últimos años por la gran industria contra la orden de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, que se sumaba a otro recurso anterior contra otra resolución de la Dirección General del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León.
Por si esto fuera poco, a la guerra judicial de los últimos años se ha sumado la comercial, ya que los queseros burgaleses denunciaron a principios del verano que varias industrias de referencia habían solicitado los registros de marcas que incluyen el término 'Burgos', con el fin de proteger sus productos ante un cambio en las condiciones de mercado propiciada por la protección de la IGP.