Los vecinos de El Crucero llevan casi media vida reivindicando la eliminación del paso a nivel. El único que queda en Miranda. Después de una lucha intensa y promesas incumplidas, han grabado en su memoria una nueva fecha. Teóricamente en 2024, tras 36 meses de trabajos, la supresión habrá acabado y los residentes afirman que ganarán «calidad de vida». Andrés Pinedo, Ana María Cuesta, Angelines Rustán y Rubén Herrán reflexionan sobre el horizonte que tienen y reivindican que «llevamos 30 años pidiéndolo y lo importante es arreglarlo porque ganamos todos».
Una de sus esperanzas respecto a otros intentos tiene que ver con la financiación de los 4,5 millones previstos por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias. En la última intentona en 2009 se dijo que en 2020 ya estaría eliminado y no fue así por falta de liquidez, aunque Pinedo apunta que «se iba a quitar con un permuta de terrenos, pero esta vez pondrán dinero en dos años y para Adif lo previsto no es dinero». Por eso «al no tener que conseguir fondos creo que esta vez va en serio», opina el presidente de la asociación, aunque las dudas resultan inevitables y por eso todos desean que esperan verlo.
En el barrio han conocido este cruce «con el señor que estaba con la manivela levantando la barrera en su casetilla al lado». El paso ha evolucionado pero la parte más antigua de El Crucero sigue igual. En uno de sus extremos, por donde Adif culminará el nuevo acceso, sí que se levantaron urbanizaciones, pero el origen no ha variado mucho respecto a 1952, cuando empezaron a llegar los primeros vecinos. Las llamadas ‘casas baratas’ siguen de la misma manera con viviendas unifamiliares y aceras muy estrechas.
Por este motivo, Herrán da una de las claves de lo que supondrá olvidar el paso a nivel, ya que «los que tenemos niños ganaremos por no tener tanta circulación y esto será una zona residencial». Ahora resulta normal contar alguno de los accidentes que han visto frente a sus casas. La más mayor del grupo, Angelines Rustán, reside en el barrio desde los 15 años y tiene 85. Su vivienda está en la calle El Carmen y clama porque la situación «es horrible y así no puede ser». Junto a su puerta pasan la mayoría de los vehículos que cruzan de la Nacional y ya ha sufrido varios accidentes en los que los coches se han golpeado contra su casa.
Ana María Cuesta vive «justo al lado» del paso a nivel. Su casa linda con las vías y afirma que «se montan unos líos de campeonato y la gente que más lo sufre somos los del barrio y también los de la urbanización». Tanto los vecinos de la parte más moderna como los de la original padecen ahora la incertidumbre y los atascos, ya que a pesar de tener los horarios más o menos controlados, Pinedo repara «en la molestia que supone tener que ir a trabajar y que ese día el tren en lugar de llegar a las dos y cinco venga a menos cinco, por lo que te pilla y pierdes mucho tiempo».
Por eso «como vayas con el tiempo justo ya la has liado», resume Cuesta, y esta situación genera que haya gente que se lo salta, con el riesgo que eso supone, «y algún día podría llegar a haber un accidente por este motivo», aunque hace años que no tienen que lamentar uno, porque ahora cierran con mucha precaución, incluso hay ocasiones que no llega a pasar ningún tren.
Los vecinos remarcan que con la eliminación ganará toda la ciudad y también se evitarán problemas en la N-I, porque cuando el Ayuntamiento corta el tráfico por el Casco Viejo, las colas alcanzan la rotonda de la Nacional y si hay mucho tráfico deriva en atascos. Cuesta añade también los problemas del autobús urbano cuando cierran la parte vieja y derivan su recorrido por El Crucero, lo que hace que los horarios no se cumplan «y la gente se queja porque no llega a tiempo».
La pasarela. De la intentona por eliminarlo en 2009 queda la pasarela levantada para que los vecinos pudieran salir a pie hacia la N-I. «Se gastaron un montón de dinero y es una cosa que se tiene que utilizar y que está parada», recuerda Herrán, que desde su casa ve una estructura que nunca se ha utilizado. Adif pretende solucionarlo al margen de la obra faraónica para el acceso de los vehículos, por lo que en el barrio esperan que lo abran sin que haya que esperar tres años, porque mientras tanto, los vecinos cruzan andando por encima de las vías sin otra alternativa.
En la Asociación de Vecinos ya han hablado de cómo quedará la zona cuando el paso a nivel sea historia. En ese momento, el Ayuntamiento de Miranda ha planteado eliminar la rotonda que ahora tienen a escasos metros de las barreras «y ya hemos hablado para que nos hagan una especie de jardín», adelanta Pinedo, a la espera que el tiempo les diga que todo esto se ha hecho realidad.