La provincia de Burgos celebra la presencia de las máquinas en el futuro tramo de la A-73 que unirá las localidades de Quintanaortuño y Montorio, un triunfo al que se aferra mientras se avanza a paso lento en los tramos pendientes.
No se trata de un asunto menor vistas las circunstancias históricas que han retrasado al máximo el desarrollo de las infraestructuras proyectadas en el territorio desde hace décadas. Aún habrá que esperar tres años para que entren en servicio estos 11,5 kilómetros de la vía que llegará hasta Aguilar de Campoo pero, al menos, es el segmento más avanzado de un recorrido que vive distintas realidades a lo largo de sus 71 kilómetros previstos desde Burgos.
La futura plataforma de alta capacidad aún tiene empantanados (y la cosa va para largo) los pasos que conectarán en el futuro Montorio-Santa Cruz delTozo y Santa Cruz del Tozo-Pedrosa deValdelucio. Ambos casos tienen pendiente una actualización que necesitará un periodo mínimo de 24 meses, un paso que ya inició en su momento el tramo que discurrirá en tierras palentinas entre Báscones de Valdivia y Aguilar de Campoo y que todavía debe resolver varias incógnitas.
Este es el último punto del trazado, de apenas 6 kilómetros de longitud, pero de una gran importancia estratégica.Y es que, además de completar la autovía, el municipio aguilarense será el nudo que conecte la futura A-73 con la A-67 para impulsar el recorrido hasta Torrelavega.
Este estratégico eje de comunicación por carretera mejorará la conexión de la zona oriental de Castilla y León con Cantabria y el corredor cantábrico. Sin embargo, en este momento el Ministerio de Transportes aún no tiene claro cómo definir esa enlace entre las dos vías de alta capacidad.
El tramo en variante de Aguilar de Campoo debe resolver esta cuestión para avanzar en un proceso que promete alargarse en el tiempo hasta que esté en servicio para aquellos usuarios que suman demasiados años de espera.
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