La seguridad de los vecinos ante la alta velocidad de los vehículos que atraviesan algunos pueblos de la N-232 en la comarca burebana ha llevado a los alcaldes a sacar a la luz y denunciar públicamente la situación. Son ya varias las peticiones que desde hace años vienen realizando desde Quintanaélez y La Parte de Bureba, que sufren el paso de cientos de vehículos cada día -muchos de gran tonelaje- pero por el momento no han obtenido ninguna solución.
Sorne Espinosa salió elegida regidora del municipio en las elecciones de 2023. Reside desde hace más de una década allí y observa día a día la actitud de los conductores que circulan «sin respetar» el límite de velocidad de 50 kilómetros por hora. Contactó con la subdelegación del Gobierno de Burgos para transmitir el problema y «cuando leí la respuesta no di crédito», comenta. «Me confirmaron que habían dado traslado de mi escrito a la Comandancia de la Guardia Civil y a la Jefatura Provincial de Tráfico y que en ambos informes se concluye que la densidad de tráfico que muestra la vía está dentro de los parámetros de normalidad, alcanzando incrementos de forma puntual en épocas estivales y fines de semana. Por otra parte, también respondieron que la accidentalidad del tramo no se encuentra afectada por la velocidad como factor concurrente y que el mismo se encuentra vigilado mediante controles de velocidad esporádicos, por lo que queda descartada la instalación de un dispositivo de control de velocidad fijo», añade.
Ante este «despropósito», la regidora, apoyada por José Ruiz y Francisco Javier Fernández, presidentes de la junta vecinal de La Parte y Pino de Bureba, volverá a redactar un escrito para exigir que se «tomen las medidas necesarias para que tanto turismos como camiones pasen por nuestros pueblos más despacio», comenta. «No buscamos que instalen un radar las 24 horas del día, simplemente unas bandas sonoras, que iluminen las señales de tráfico o que eleven los pasos de peatones, que en Quintanaélez tenemos dos y no los respeta casi ningún conductor. Incluso arrollaron a un niño años atrás», aclara.
José Ruiz, del pueblo vecino, ha sufrido las fatales consecuencias provocadas por el exceso de velocidad en varias ocasiones. «Hace años atropellaron a uno de mis hermanos, el accidente fue tan grave que mi padre le dio por muerto en la carretera. Hace dos a mi perro y hace alguno más a una vaca de mi tío. Una sentencia aclaró que el accidente se ocasionó por no cumplir los límites exigidos», expone.
«Una mujer se llevó por delante a varios coches aparcados frente al bar y en ese momento organizamos alguna movilización. Redujeron la velocidad a 40 kilómetros por hora, pero apenas la respetan, y eso que tenemos tres pasos de cebra», comenta.
El alcalde pedáneo de Pino se une a la causa y apoyará todas las decisiones de los dos pueblos aunque reconoce que en su localidad «no hay tanto problema en la N-232 porque en ambas entradas hay unas curvas previas y ello obliga a que los conductores circulen más despacio».
Reivindicaciones. Los tres regidores contemplan varias posibilidades para que les escuchen. «Redactaré y enviaré otro escrito a la subdelegación. No obstante, estamos dispuestos a convocar movilizaciones o hacer cortes de carretera si no encuentren una solución urgente a nuestro problema, el cual compartimos con muchas personas», sentencia Espinosa.