Beatriz Saiz comenzó sus estudios de piano en el Conservatorio de Miranda de Ebro y se defiende -pero que muy bien- con las cuerdas de la guitarra. No toca el órgano, pero demuestra un monumental respeto hacia el instrumento. Tanto que la llevó a fundar la Asociación Amigos del Órgano de Busto de Bureba (su pueblo) de la que en la actualidad forman parte 35 socios de todas las edades y disciplinas del ámbito artístico. Músicos organistas y divulgadores históricos, entusiastas y constantes con sus respectivas pasiones, todos se han unido con una misión común: salvar al rey.
Promover la restauración y preservar los órganos ibéricos como instrumentos musicales inmersos en el entorno cultural y artístico de la localidad y su comarca, a la vez de dinamizar y poner en valor el patrimonio cultural, histórico y natural que ofrece el arte a través del turismo rural sostenible son los objetivos que se ha marcado la agrupación, que nació hace dos años. La joven bustana, decidida a desarrollar un ambicioso proyecto que ya ha dado pasos de gigante, la preside con orgullo. «Esta iniciativa la ampliaremos a todo el territorio», comenta.
La iglesia de San Martín acoge una joya del pasado y un activo musical importante para el patrimonio cultural, no solo del municipio, sino de la zona. Un cada vez más conocido órgano barroco de finales del siglo XVI y principios del XVII situado en una zona estratégica de la llanura cerealística de La Bureba, al pie del Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil, a pocos kilómetros del Camino de Santiago-Vía de Bayona y de otras zonas de interés turístico. El 5 de julio de 1953 fue la última vez que se interpretó música organística por un burgalés acompañado de un coro en la primera misa de Elías Sáez Martínez, original del pueblo. Aunque tiempo después intentaron ocupar la plaza, esta quedó vacante, por lo que un estado de decadencia se apoderó del instrumento.
Han pasado más de cinco décadas para que el ansiado deseo de devolver la vida al órgano se haya transformado en una realidad. La primera fase de restauración integral ya ha comenzado con la adquisición de toda la tubería perdida del instrumento gracias a una inversión de 13.333 euros procedentes de los fondos de la Asociación y de financiación externa a través de la colaboración del Ayuntamiento, beneficiario de una subvención de la Diputación. El proceso continuará con el desmontaje del templo y traslado al taller del maestro organero Acitores, Organería y Arte, situado en Torquemada. Asimismo, Adeco Bureba aportó su granito de arena con «una ayuda económica y actualmente contamos con 37.196 euros de los 111.379 presupuestados para su recuperación», declara Saiz, que adelanta que «nos encontramos en trámites para iniciar una campaña de micromecenazgo a través de Hispania Nostra con la finalidad de recaudar los 74.183 euros pendientes».
Un cometido. Una vez que el instrumento luzca una cara totalmente renovada, desde la Asociación han ideado una serie de actividades que ayudarán a promocionarlo, a la vez que preservarlo. Las experiencias artísticas en el propio templo ofrecidas por expertos de la materia -organistas, divulgadores o músicos en general- serán el pilar fundamental para desarrollar circuitos artísticos de música clásica y contemporánea por otras iglesias burebanas, residencias artísticas y programas o campamentos escolares de inmersión cultural en el entorno rural, estancias didácticas, direcciones artísticas de festivales, clases, talleres o audiciones de músicos, artistas, profesores y estudiantes de los conservatorios profesionales de música, entre otras posibles propuestas.
«Estos instrumentos de autor, con características únicas y escasas de construcción, son únicos en el mundo al considerarse el mecanismo más complejo creado por la humanidad hasta la invención de las máquinas de vapor», explica Beatriz Saiz. La joven considera que dicha propuesta puede «completarse con otros servicios locales para la atención de los visitantes gracias a la variedad de alojamientos existentes en la zona, restauración, venta de productos locales, intérpretes y guías de los templos más significativos».
Amigos del Órgano de Busto llegó para quedarse, y por ello pretenden «generar un impacto de forma indirecta como agente intermedio que, a través del vigente convenio de cesión de uso del instrumento firmado con el Arzobispado de Burgos, con nuestra actividad facilitemos la de terceros que incidan directamente en el mercado final de un turismo rural de experiencias culturales», aclara la presidenta. A su vez, dan -y mucha- importancia al ámbito medioambiental, ya que aspiran a escalar posiciones y de que el proyecto sea ejemplo de desarrollo de un turismo sostenible fomentando la responsabilidad consciente de los recursos naturales, cuyo principal elemento de diferenciación es poner en valor la herencia patrimonial cultural e histórica de la comarca.
Mientras el rey espera recibir su gran corona, la agrupación sigue con su campaña de micromecenazgo para recaudar fondos. Cabe destacar que existe la posibilidad de apadrinar tubos o teclas (por 150 y 50 euros respectivamente) y comprar artículos de todo tipo en el mercado solidario de verano.