El biólogo molecular Jack Szostak, Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2009 junto a las también investigadoras Elizabeth Blackburn y Carol Greider por el crucial hallazgo de la telomerasa, una enzima que protege a los cromosomas de la degradación, impartirá este viernes 21 de marzo (20.00 horas) una conferencia abierta en el Fórum de Burgos titulada 'El origen de la vida y los primeros pasos de la evolución'. La intervención de Szostack, que será presentado por el burgalés Carlos Briones, doctor en Química especializado en Biología Molecular y científico titular del CSIC, tendrá carácter divulgativo, por lo que es accesible al público general hasta completar el aforo de la sala verde del Auditorio capitalino.
La presencia de Szostak, considerado el mayor experto del mundo en el origen de la vida, no tiene una finalidad científica, sino que pretende acercar algunas de las más trascendentes conclusiones de la ciencia contemporánea al respecto de la especie humana coincidiendo con dos hitos. Uno no es casual. Szostak llega a Burgos invitado por Burgos 2031, la candidatura de la ciudad a ser Capital Europea de la Cultura dentro de seis años.
Bajo la idea nodriza 'Renacimiento', Burgos 2031 propone cuatro ejes estratégicos de fomento y difusión del progreso y la cultura, siendo uno de ellos 'Encrucijadas de la Humanidad', que alude a la privilegiada ubicación geográfica de Burgos como parada estructural del Camino de Santiago y a su condición de cuna de la Evolución Humana en Europa a través del proyecto Atapuerca.
Y de ahí lo del segundo hito, que en este caso es una feliz coincidencia. Esta misma semana, la revista Nature publicó el estudio de 30 científicos -28 de ellos vinculados a Atapuerca- sobre la trascendencia de 'Pink', el fósil que en 2022 fue hallado en la Sima del Elefante de los yacimientos burgaleses y que ha venido a acreditar la coexistencia de dos especies de homínidos en Europa hace más de un millón de años. De facto, 'Pink' obliga a reescribir la historia de la Evolución Humana.
La conferencia de Szostak, actualmente vinculado a la Universidad de Chicago y al Howard Hughes Medical Institute, marca un camino ambicioso para Burgos 2031, que trabaja en desplegar todos sus argumentos a través de una serie de hitos que permitan competir al más alto nivel y hacer partícipe a la ciudadanía de un relato que quiere alinear el patrimonio, la industria y la ciencia burgalesa para ponerlo en el ombligo de Europa. No sólo en 2031, también a lo largo de los años que durará el proceso de selección de la ciudad que conquiste el título.