Los termómetros han descendido de los cero grados dos noches desde que las flores de los más de 50.000 cerezos del Valle de Caderechas dieran paso al fruto. Las suficientes como para dañar una parte de la cosecha en las fincas ubicadas en las zonas más bajas, como Salas de Bureba, Cantabrana o Terminón, aunque las previsiones meteorológicas juegan a favor de los productores.
Los -1 grados de la semana pasada y los -3 que alcanzaron la madrugada del miércoles han provocado que las ramas más desprotegidas no hayan tenido la capacidad de amparar a unas cerezas verdes y brillantes del tamaño de una avellana, y «en torno al 30% de la producción total quedara afectada», declara Juan José Gandía, presidente de la Asociación de Productores y Comerciantes. Si bien, confía en que el hielo no amenace con arrasarla aunque recuerda que las dos próximas semanas resultarán «cruciales» para comprobar el desarrollo de la fruta. «Aquí decimos que los árboles tiran las cerezas cuando se han helado, pero su aspecto no lo demuestra, y eso lo descubriremos con el tiempo», explica.
Los fruticultores mantienen la calma -a la vez que revisan una y otra vez las páginas web del pronóstico del clima- porque las temperaturas máximas de 15, 16, 17 e incluso 20 grados previstas en la zona, acompañadas de lluvia, serán «beneficiosas. Los cerezos acumularán agua, estarán más frescos y la fruta cogerá tamaño, color y fuerza», aclara Gandía. La campaña de recogida, al igual que el brote de las yemas y la floración, también se adelantará, y a pesar de que en anualidades anteriores comienza la primera semana de junio, las dimensiones de la cereza indican que las «variedades tempranas madurarán a finales del mes de mayo».
Será entonces cuando los trabajadores del campo respiren tranquilos, ya que hasta que no ven los «cajones repletos» de fruta «no confían» en que la campaña mejore. Santiago y Germán perdieron el cien por cien de su producción el pasado año como consecuencia de una helada de -7 grados que cayó el 4 de abril. Nunca hasta entonces habían sufrido unas consecuencias similares y, seguros de que las cosas «no podrían ir peor» no se atreven a vaticinar si las cifras de recolección se acercará a la de los años prósperos, en las que se superaba el medio millón de toneladas de fruto rojo.
Otro de los árboles adelantados a la época del año es el manzano, que actualmente deslumbra gracias a las flores blancas y rosas que cubren sus ramajes. Aparentemente la reineta ha sobrevivido a las dos heladas registradas, pero según las explicaciones del experto «tiene que pasar el tiempo para confirmarlo». Peor suerte ha corrido la ciruela. Caderechas no se caracteriza por un importante cultivo de esta fruta, pero la que «producimos gusta mucho por su dulzura», añade Gandía. Su sensibilidad a las bajas temperaturas provoca un daño irreparable, y en esta ocasión prevén una «pérdida del 90%» del cultivo en el territorio. El paso de los días también confirmará si los nogales llegarán cargados de nuez.