Ni la funeraria llega a la puerta de casa

S.F.L. / Quintanaseca
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El lamentable estado de la calle El Charcho de Quintanaseca y su inclinación impide a los propietarios de 14 chalés y a los panaderos, butaneros o personal sanitario acceder a las viviendas en sus vehículo.

Los habitantes se lamentan de que el Ayuntamiento pavimentó otras calles paralelas en condiciones similares hace años, mientras que la suya cayó en el olvido. - Foto: S.F.L.

«Las cascadas de Tobera y la ciudad medieval de Frías son grandes reclamos turísticos de la zona», comenta con retintín Cándido, pero «el salto de agua que cae por aquí cada vez que llueve no lo vienen a ver ni los políticos», añade con indignación el vecino de la calle El Charco del barrio de Quintanaseca. Tanto la suya como otras 13 familias sufren desde hace 45 años el mal estado del acceso a sus viviendas, el único tramo de unos 200 metros con un desnivel del 10% sin pavimentar.

A lo largo de más de cuatro décadas el «Ayuntamiento ha recibido multitud de solicitudes para su reparación», comenta el alcalde de Frías, municipio al que pertenece la localidad, pero «hasta ahora nunca se había destinado una partida presupuestaria tan alta para ello», añade. Consciente de que ni el butanero, la ambulancia, la funerario o el panadero circulan por dicha vía, se destinarán casi 132.000 euros en acondicionarla al tráfico.

Chemi recuerda la dramática situación que un familiar suyo vivió hace un tiempo. Se encontraba muy enfermo y «en muchísimas ocasiones la ambulancia le trasladaba al centro médico o al hospital». Sin embargo, el conductor se «negaba a subir» hasta la vivienda debido a la cantidad de piedras, barro y vegetación que invadía el trazado y éramos nosotros los que le teníamos que llevar hasta la carretera principal donde le recogían, hasta que finalmente falleció», declara. Aquellos que en sus domicilios cuentan con instalaciones de gas butano «deben de buscarse la vida para cargarlas cuesta arriba porque el transportista tampoco accede a subir y es demasiado peso para nosotros», se lamenta.

Pascual y Victoria pasan largas temporadas en su segunda residencia -una de las 14 viviendas unifamiliares- aunque en los últimos tiempos se habían planteado recortar la estancia ya que las «condiciones de la verja para fuera no son las más apropiadas», afirma el matrimonio. Han reducido los paseos porque subir por el camino a partir de estas fechas se convierte en misión casi imposible.

La urbanización está vertebrada por un vial central y uno lateral en el borde este, paralelos entre sí y comunicados con la carretera de Frías a Cillaperlata, y el firme está constituido por una base de zahorra natural muy contaminada con material plástico y materia orgánica, situación que favorece el crecimiento de vegetación fuera de las bandas de rodadura. Asimismo, la instalación de la red de saneamiento, abastecimiento de agua potable, electricidad y alumbrado en canalizaciones subterráneas la realizaron los propios vecinos y a día de hoy parte de ella se ha convertido en el menú principal de los roedores, que excavan boquetes junto a las arquetas que rumian el cableado y las tuberías de plástico.

Hace aproximadamente «una década», explica Alfonso, la corporación municipal fredense «instaló cinco farolas que se alimentan a través de una canalización enterrada cuyo estado deja mucho que desear; se han generado cortocircuitos y han saltado chispas a más de un metro de altura». 

Actuaciones. El proyecto contempla la pavimentación del ramal, ensancharlo hasta los seis metros y nivelar las tapas de registros de electricidad y alumbrado, así como la construcción de una red de recogida de aguas pluviales. El plazo de ejecución de las obras está previsto que se alargue cuatro meses y las empresas interesadas en presentar sus ofertas económicas disponen de plazo hasta esta semana.