José Antonio Abella (Burgos, 1956-Madrid, 2024) tuvo mucho trabajo en los últimos meses de su vida. Con un cáncer avanzado, revisó algunas de sus obras para que fueran reeditadas, terminó tres libros que tenía inéditos y dio instrucciones a sus «hermanos» editores para su publicación. Con Jesús Herrán, de Ediciones Valnera, dispuso en qué orden le gustaría que se publicaran tanto las unas como las otras. «La idea es que un libro no se coma al precedente ni sea comido por el que le siga. Creo que es lo mejor para el propio libro; darle tiempo para que respire, sea objeto de crítica y se difunda sin una espada de Damocles», le comunicó apenas unos días antes de su muerte.
Siguiendo su deseo, las tres editoriales involucradas en el legado de Abella se han puesto de acuerdo para no coincidir en las fechas de publicación y, con todo el respeto hacia el escritor, «hacer que la voz de José Antonio y sus textos perduren y se consoliden por mucho tiempo», detalla Javier Campelo, de Editorial Páramo.
José Antonio Abella dispuso que lo primero en salir tras su muerte fuese la reedición revisada de La llanura celeste (Editorial Páramo), que terminó de pulir durante sus últimas semanas de vida y que acaba de ver la luz. La novela que publicó por primera vez en 2019 recoge tradiciones y fábulas vinculadas al territorio de Castilla yLeón, con esa forma de narrar del escritor burgalés que hace que su inventiva y el modo de utilizar el lenguaje sean dos placeres para el lector.
Siguiendo las estrellas, el pequeño Gonzalillo y su perro Luna viajarán en el tiempo desde el siglo XII a las nueve provincias de la Comunidad. Mientras conocen aspectos curiosos de esta tierra (y lo relatan tanto en castellano antiguo como en el actual), no olvidan la aventura que les ha llevado hasta allí y que tiene que ver con el rey Alfonso VIII.
«Abella se quedó a gusto modificando algunas cosas y a nosotros como editorial nos parecía que era el momento porque no nos quedaban ejemplares. En su día -relata Campelo- la distribución del libro quedó reducida a Castilla y León y luego se quedó relegado al publicarse Aquel mar que nunca vimos», donde contaba la historia del profesor Antonio Benaiges y la escuela de Bañuelos de Bureba durante los años de la Guerra Civil, la misma localidad donde Abella trabajó de joven como médico rural.
La siguiente publicación llegará a primeros de noviembre con Menoscuarto. Será la novela inédita Todas las muchachas serán tuyas, una historia «autobiográfica de su juventud y de cómo era la sociedad durante su época de estudiante», adelanta José Ángel Zapatero, de la editorial palentina. El libro, por tanto, está ambientado en el Burgos de su infancia y en Valladolid.
«A Todas las muchachas... debería seguirle Santa Selma, ya de vuelta a la editorial Valnera. Pero sin prisa, sin prisa», escribió Abella. Así que Herrán, cumpliendo lo prometido, lo publicará en la primavera de 2025. Aquí reúne «sus ideas animalistas basándose en una perra que se le murió, Selma, a la que le ocurrirá un milagro que se inventa», explica Herrán, avanzando que por las obras de una compañía de gas desenterrarán a la mascota, cuyo cadáver no se habrá descompuesto.
El tercer libro inédito lo editará Valnera probablemente en el otoño del año que viene, aunque aquí las fechas no son tan precisas. Se trata de Dos novelas cortas, dos relatos largos, con ese título, en el que incluye en 200 páginas las historias Goldsmith, el Inmortal; El incendio de Sierra Lobera; Escrito en el barro, y Cuando dios duerme. Fue este libro su encargo final: «Me gustaría que lo leyeras y, si te gusta de verdad, te hicieras cargo de su edición, con todo el cuidado que siempre pones en tu trabajo, incluso un poquito más. Será mi último libro».
Yquedará por reeditar, siguiendo su deseo, La sonrisa robada, que salió con Isla del Náufrago en 2014 y mereció el Premio de la Crítica de Castilla yLeón de ese año.