Dos millones de días de baja laboral al año en Burgos

G. ARCE / Burgos
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El absentismo laboral desatado supone un desembolso de 90 millones de euros al año para el sistema público y un auténtico quebranto organizativo y laboral para las empresas burgalesas. La pandemia deja huella, aunque también hay abuso

Sala de rehabilitación de una mutua. - Foto: Alberto Rodrigo

En Burgos se dejan de trabajar cada año más de 2 millones de jornadas laborales por incapacidades temporales generadas por una enfermedad común o profesional. Son más de 55.000 procesos médicos iniciados y cada vez más duraderos en el tiempo. Alcanzan, en conjunto, una media de casi 43 jornadas sin trabajar en los procesos finalizados (casi el doble de lo que sería normal), lo que está minando el día a día de las plantillas, la organización interna de las empresas y pone en jaque la ya de por sí debilitada sostenibilidad del sistema público de prestaciones. 

Las bajas costaron el pasado año 89,4 millones de euros en Burgos, la cifra más alta de su historia (salvando la situación extraordinaria de la pandemia). En el conjunto de España se superaron los 10.280 millones de euros, cifra que no deja de crecer y que preocupa cada vez más. Confirma el crecimiento exponencial que experimenta el fenómeno del absentismo laboral, principalmente desde que se desató la crisis sanitaria. 

Cada día faltan a su puesto de trabajo 1,5 millones de personas en este país, que suma más de 400 millones de jornadas laborales perdidas al año. Afrontamos un problema creciente de salud pública, de envejecimiento de la población laboral y también, como tampoco ocultan los expertos, de abusos y fraudes manifiestos al sistema en un mercado laboral muy tensionado por la falta de relevo generacional.

Crecen las quejas entre los empresarios, el colapso en Atención Primaria, los litigios en los juzgados y también las advertencias desde Europa sobre los riesgos económicos, laborales, sanitarios y sociales de un absentismo tan elevado. 

Los trastornos de ansiedad y estrés son, con diferencia, los que más días laborales consumen en los procesos de recuperación a nivel provincial. Son 85 jornadas de media, casi 4 meses fuera del trabajo, muy lejos de las 8-9 jornadas que pueden suponer una gripe o un resfriado común, o los 6 días de una gastroenteritis.

Las dolencias mentales y psicológicas no dejan de crecer en todos los ámbitos de la sociedad. Pese a ello, son las más difíciles de cuantificar en términos temporales y de gravedad para médicos y empresas. Por ello, el recurso al estrés o la ansiedad puede ocultar otro tipo de problemas de índole laboral, familiar o personal que nada tienen que ver con la salud.     

El segundo diagnóstico más habitual entre trabajadores realizado por los médicos de Atención Primaria son las dorsalgias, los dolores en la espalda, que necesitan una media de 52 días para superarse, periodo de recuperación muy parecido a otros trastornos en las articulaciones. 

En Burgos no solo preocupan las bajas de larga duración, que han alcanzado máximos en los últimos años, sino también el absentismo de un día para otro. Las visitas al centro de salud que no requieren baja no cuentan, pero afectan de igual manera a la dinámica de las empresas.

Los empresarios han dejado claro en varias ocasiones que hay que detener la tendencia y normalizar las IT. La solución pasa por que Atención Primaria pueda apoyarse en las mutuas para acelerar unas pruebas diagnósticas que se eternizan en el HUBU y que alargan los procesos hasta sus límites legales. La segunda, que esas mismas mutuas puedan llevar a cabo terapias y rehabilitación en esas personas con distintas patologías. Y, la tercera, que el sistema de salud incremente el número de psiquiatras y psicólogos que prestan servicio en el Sacyl, con el fin de atender antes y mejor a quienes están de baja por esas causas.