Hace exactamente un año, el incremento de contagios de coronavirus parecía imparable y el Gobierno se vio obligado a extremar las restricciones a la población. El toque de queda cumplía apenas unos días, pero la medida ya había generado el enfado de algunos ciudadanos. En Burgos se convocó una manifestación pacífica frente a la Real y Antigua de Gamonal para clamar contra lo que consideraban una limitación de derechos. Sin embargo, la protesta derivó en una batalla campal de más de un centenar de personas contra los agentes de la Policía. Varias personas, algunas menores de edad, fueron detenidas aquella noche. Tres de ellos, dos hombres y una mujer, se sentarán en el banquillo acusados de un delito de desórdenes públicos por el que se enfrentan a un año y medio de cárcel cada uno.

Según el escrito de Fiscalía, en la concentración previa a la revuelta se corearon lemas contra las medidas restrictivas de la movilidad y mensajes negacionistas. En un momento dado, uno de los acusados, un joven de 25 años cuyas iniciales responden a A.S.B., se aproximó a la persona que arengaba a las masas con un megáfono para hablar con él. Acto seguido, se unió a otro grupo y les animó a enfrentarse a los agentes de las fuerzas de seguridad al grito de «a por ellos».

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