Tres burgaleses en el Poder Judicial

FERNÁN LABAJO / Madrid
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Los vocales del Consejo General naturales de la provincia, Gema Espinosa Conde, Luis Martín Contreras y José Eduardo Martínez Mediavilla, reciben a DB en la sede del órgano de gobierno de los magistrados y desgranan sus funciones

Luis Martín (i), Gema Espinosa y José Eduardo Martínez, esta semana en la sede del Consejo General del Poder Judicial. - Foto: Valdivielso

Al cruzar la puerta de la sede del Consejo General del Poder Judicial te golpea un fuerte olor a nuevo. Y no porque sea de reciente construcción, ni mucho menos, pues hace ya más de tres décadas que el edificio ubicado en la madrileña calle de Marqués de la Ensenada fue reinaugurado por Juan Carlos I. Es una sensación de que sus nuevos inquilinos están desempolvando hasta el último rincón del órgano de gobierno de los jueces y magistrados españoles tras más de un lustro de parálisis. Es precisamente ese aire renovado el que se percibe desde la entrada. Tres de los veinte sillones recién estrenados están ocupados por burgaleses. Y con la ilusión de las primeras veces, afrontan el reto de desengrasar la sala de máquinas y ponerla a toda velocidad.

José Eduardo Martínez Mediavilla, Luis Martín Contreras y Gema Espinosa Conde nos reciben en el despacho de esta última con una conversación sobre la tierra, que siempre tira mucho, recuerdos sobre nevadas que anulaban jornadas escolares, algún gol cantado desde la grada de El Plantío frente al Real Madrid, o incluso sobre pequeñas coincidencias que conectan a este plumilla con amigos y familiares comunes y que hacen de este mundo un pañuelo.

No todos los días se tiene la oportunidad de escuchar durante más de una hora a tres vocales del Consejo General del Poder Judicial. Y de esta extensa charla se desprende la idea de que los jueces han cerrado filas en torno a la profesión, la cual los tres representantes burgaleses defienden a capa y espada tras meses, puede que incluso años, de «injustificables ataques». Lo hacen sin eludir absolutamente ningún tema y demostrando que se puede discrepar y a la vez ir todos a una.

Luis Martín (i), Gema Espinosa y José Eduardo Martínez, esta semana en la sede del Consejo General del Poder Judicial.Luis Martín (i), Gema Espinosa y José Eduardo Martínez, esta semana en la sede del Consejo General del Poder Judicial. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Tal y como ellos nos abrieron las puertas de su nueva casa, nosotros las dejamos para que puedan conocer casi en tiempo real las constantes vitales de un órgano de gobierno que tuvo el cardiograma prácticamente plano.

Los orígenes de sus carreras

Para entender el presente y el futuro de la Justicia, hay que echar la vista atrás. Por eso los tres vocales burgaleses evocan sus inicios y recorridos hasta la sede del Poder Judicial, pero también los cambios.

Gema Espinosa. Comencé en Reinosa (Cantabria) antes de estar seis meses en los Juzgados de Lerma. Luego ya ascendí a magistrada y pasé por Barakaldo antes de ir a Cataluña y, en 2022, a la Audiencia de Madrid. Todo ha cambiado porque, por ejemplo, cuando aprobé no había ordenadores en los juzgados. Yo me compré un portátil. Los asuntos, eso sí, son más o menos parecidos.

José Eduardo Martínez. Estuve cuatro años en Lerma también. Fue una experiencia bonita tanto desde el punto de vista profesional como personal. Los funcionarios eran muy comprometidos y amables. Conocí a muchísima gente de diferentes actividades laborales. En la Villa Ducal en aquellos años predominaba el ámbito rústico. Teníamos muchos temas de servidumbre, acciones reivindicatorias, muy pocos temas de arrendamientos y divorcios. Y luego en otros destinos he visto otro tipo de asuntos.

Luis Martín. Yo hice el Bachillerato en el seminario de Burgos, pero tuve la posibilidad de estudiar la carrera en Madrid. Yo he seguido manteniendo ese contacto y lazos con la provincia. Mi etapa de estudiante fueron libros y trabajo en Gumiel de Izán, mi pueblo. En el 84 saqué la oposición y busqué la comunicación para poder seguir viniendo, y qué mejor que tener a mano el puente aéreo. Llegué Viladecans (Cataluña), que ahora ha desaparecido, pero que entonces era la justicia de cercanía. Luego a Colmenar Viejo y ya me quedé en Madrid.

Entrada en el Poder Judicial

Sus bagajes profesionales les han abierto las puertas de un Consejo paralizado durante un lustro. Y ahora tienen la difícil tarea de echarlo a andar.

G.E. Afronto el reto con mucha ilusión y con la necesidad de hacer algo para la mejora de la justicia. Tenemos el trabajo muy repartido independientemente de lo que decidimos en pleno. Los 20 vocales nos integramos en las distintas comisiones. El trabajo diario lo centramos ahí, pero intentamos que haya una coordinación global.

L.M. A veces me planteo que si lo sé no vengo (ríe irónico). No tengo tiempo para nada. Tenemos muchísimas reuniones. Dedicamos muchísimo tiempo porque tenemos cuestiones pendientes, algunas que suscitan muchísimo interés como es la renovación de todos los cargos o lo que está por venir en nuevas tecnologías.

J.E.M. Tenemos entre manos el gobierno del Poder Judicial. Son muchísimas las funciones que nos otorga la ley, empezando por los nombramientos, decisiones disciplinarias, ascensos, selección y formación de jueces. Todo eso, pensamos hacerlo de manera trabajosa para que los compañeros se sientan orgullosos de nosotros. Y lo queremos hacer con muchísima transparencia. Vamos a poner nuestro empeño en ello.

¿Más presión por la paralización?

Nunca antes se había generado tanto interés sobre la renovación del órgano de Gobierno de los jueces, pero que en este inicio se mire su trabajo con lupa no parece incomodarles.

J.M.E. No sé si hay más presión, pero sólo de nombramientos más trabajo seguro. Son alrededor de 160. Pero tal vez, siendo una tarea tan importante, no es la que más.

L.M. Lo más importante es poner en marcha un órgano que durante más de cinco años ha estado completamente parado. Hay que definir cuestiones sobre nuevas tecnologías. La Inteligencia Artificial en los tribunales. Poner por lo menos el marco regulatorio.

G.E. También tenemos por delante resolver la carga de trabajo de los tribunales por la falta de medios personales y materiales. En algunos casos el volumen es inasumible. Es también importante la coordinación entre las administraciones que tienen competencias adquiridas y las que son territorio ministerial. Que sea lo más eficiente posible. Pero, sobre todo, ver la situación de los jueces y de la carrera judicial. Los jóvenes tardan diez años en ascender a la categoría de magistrado. Eso genera mucho descontento y desazón. Cada vez se acorta más la edad de jubilación por el alto nivel de asuntos. Tenemos mucho por hacer.

Independencia judicial

Pero si de algo se ha debatido en los últimos meses, más durante la renovación del Consejo, es sobre la independencia judicial. Y aquí sí que ponen pie en pared y se produce un intenso debate.

G.E. Una labor muy importante para estos años es proteger la independencia judicial. Estamos en unos momentos donde los ataques al poder judicial están siendo bastante generalizados y manifiestos. Esto hace quebrantar el Estado de Derecho. Por eso tenemos que defenderla. Es absolutamente inconcebible que vayamos a dar cualquier directriz sobre cómo tienen que hacer su trabajo los jueces. El CGPJ no dirige a un juez. Son absolutamente independientes. Jamás he recibido una indicación en 35 años de carrera

J.M.E. Hay una cuestión importante en lo que dice Gema. Y es que han seleccionado perfiles técnicos. No creo que en ninguno de los vocales predominen otras cuestiones o intereses y tampoco que los ciudadanos piensen en si estamos o no politizados. Intentamos que los magistrados se sientan satisfechos.

L.M. Existe una situación que el gran público no percibe. Una cosa es el Poder Judicial, que es el órgano de Gobierno, que no pone sentencias y no resuelve conflictos. Y otro el juez. Las encuestas dicen que el 99% de magistrados jamás ha percibido ninguna presión de nadie.

G.E. Tú puedes tener una ideología, pero salimos tan preparados a nivel técnico de la Escuela Judicial que en nuestras resoluciones no se transcriben esas posiciones. Nos abstraemos totalmente de nuestras convicciones. Es imposible que eso pase. Dictamos en base a lo que dice la ley.

J.M.E. Creo, además, que los ciudadanos españoles tienen una confianza plena en la independencia de los jueces. Lo dicen así las encuestas a pesar de los ataques injustos e injustificados que recibimos, que suelen minar bastante la percepción de la gente.

G.E. Y eso que tenemos que resolver en favor de una u otra parte. Por regla general, el 50% de cualquier procedimiento siempre va a salir descontento. Que haya un alto porcentaje de personas que digan que tienen confianza plena tiene un valor doble porque significa que el sistema funciona bien.

Límite entre la opinión o el desprecio

Aquí se presenta un arma de doble filo. ¿Dónde está la línea que separa la libertad de expresión y la injerencia entre poderes? No sólo hablamos de opiniones del Ejecutivo hacia el Judicial, sino también en la dirección opuesta.

J.M.E. La crítica a una resolución debe ir enfocada a una interpretación legal. Todo lo que exceda de ello es entrar en el insulto y descalificación, lo cual es injustificado e injustificable.

L.M. Comparto la tesis de defender la independencia judicial, pero sin tener que atacar a los demás. Cualquiera de nosotros estamos sometidos al escrutinio de los ciudadanos. A mí no pueden insultarme, pero sí criticarme. Yo no comparto en absoluto que nada más publicarse una sentencia haya una persona que entre en la crítica aludiendo a ideologías, sin entrar a valorar cuestiones jurídicas

G.E. Obviamente, todo está condicionado a que te afecte o no cualquier tipo de intromisión. Por ejemplo, considero que cualquier magistrado, más si tiene un cargo gubernativo, tiene que defender la independencia. Dentro de los límites de la libertad de expresión, por supuesto, siempre que no ataque a otros poderes.

J.M.E. Una crítica razonable debe estar amparada en el derecho a la libre expresión que también tienen los jueces.

L.M. Sí, pero hay veces que en determinados cargos hay que tener mesura y morderte la lengua para no generar más polémica.

J.M.E. Pedir mesura, ¿qué es exactamente si estás dentro de la legalidad?

L.M. Pues que hay declaraciones que yo no debería hacer siendo vocal del Consejo General. Mi cargo debería contenerme en algunos momentos. Y lo mismo exigiría a los miembros del Gobierno.

G.E. La línea entre lo que es una crítica sana y el ataque es extremadamente fina. Es una cuestión difícil de definir, pero está claro que los ataques que hemos visto desde algunos sectores son completamente injustificados y la sobrepasa claramente. Se debe ser prudente porque existen recursos que deben resolver otros tribunales. Se debe esperar a hacer ese tipo de valoraciones.

Sistema de elección

Entramos en terreno pantanoso. Uno podría pensar que cualquier juez tiene el convencimiento de que la renovación del Poder Judicial sería más ágil si dependiera exclusivamente de los jueces. Pero el asunto tiene su miga.

G.E. No sabemos a ciencia cierta si efectivamente se renovaría antes si la elección dependiese de los jueces. El anterior se renovó en tiempo y forma, por ejemplo. Esto ha sido algo excepcional.

J.M.E. Cuando estemos más asentados y hayamos avanzado en diferentes debates, tenderemos una opinión. Hay que estudiarlo detenidamente. En este momento, no me parece prudente.

L.M. Hay países en los que no existe el Consejo y los tribunales funcionan muy bien. Estadísticamente, Alemania y Austria son los dos países que mejor justicia tiene y no hay un órgano de este tipo, ni siquiera equivalente.

J.M.E. Pero la gran mayoría sí que lo tienen y me parece un órgano necesario. Tiene que defender a los jueces.

G.E. Yo considero que es necesario para garantizar mejor la independencia del poder judicial. Imagínense si todas nuestras funciones estuvieran asumidas por un ministerio.

¿Qué pasa con las presidencias del TSJ y la Audiencia?

Los nombramientos de numerosos magistrados es lo más inminente, como bien han dicho. En Burgos, la presidencia del TSJ y de la Audiencia están prorrogadas a la espera de que salgan las vacantes. Pero, ¿cuánto van a tardar?

J.M.E. Depende de muchos factores. Por ejemplo, la del Tribunal Superior de Justicia tiene que salir la provisión de la plaza; las personas que estén interesadas presentarán candidatura; luego la comisión de calificación hará unas determinadas ternas y pasará al pleno para la elección.

G.E. Las más prioritarias son las que están vacantes. Por ejemplo, las de algunas salas del Tribunal Supremo. Esas son muy urgentes. Las que están en funciones, como el TSJ o la Audiencia Provincial de Burgos, no lo son tanto.

L.M. Por lo pronto, ya hemos sacado las convocatorias para las salas de gobierno, por lo que hemos sido muy diligentes para tardar lo menos posible. No me atrevería a decir una fecha pero intentaremos renovarlo lo más rápido posible.

J.M.E. Somos optimistas y vamos a hacerlo lo antes posible y bien, pero hablar de plazos no sería prudente.

Falta de medios humanos

Bien saben de esto en los juzgados burgaleses, algunos de los cuáles, como el orden social, el penal y la Audiencia, están completamente colapsados. También los vocales, aunque más que una situación puntual en la provincia, lo ven un problema global.

G.E. En parte, es una tarea del Ministerio, que es el que tiene que crear las plazas. Nosotros podemos hacer informes, pero luego quedamos a expensas de otra administración. En cualquier caso, sí la carga es excesiva. Partimos de una situación en la que las ratios de jueces por habitante es de las más bajas de toda la Unión Europea.

J.M.E. Hay informes de los últimos diez años que prueban que en España hacen falta jueces porque estamos por debajo de la media europea. Si a la falta de medios se le añade la carga de trabajo, por supuesto que la justicia tarda más. Pero es que hay magistrados que tienen verdaderos problemas para conciliar su vida profesional y personal. Pese a eso, lo hacen de manera encomiable. Es una cuestión presupuestaria. Por muchos informes que quiera hacer el consejo, si el Ministerio no lo presupuesta es difícil. Se intenta solventar el problema de la manera más objetivamente posible. El hecho de crear una determinada plaza no es arbitrario. Se estudia y se analiza con detenimiento.

L.M. Creo que antes habría que hacer un estudio profundo de los juzgados y de la racionalización de los recursos. Porque hay algunos con mucha sobrecarga y otros no. Luego hay comunidades con competencias transferidas, otras no. En estos momentos, además, en la organización de apoyo al juez tenemos tres sistemas en España. La oficina judicial en ejecución, que sí hay en Burgos, ha dado unos resultados maravillosos. Pero no la tenemos en todos los lados.

El futuro de la justicia

Entonces, ¿hacia dónde se dirigen los tribunales? ¿Hacia una reorganización de los recursos y el fin de los pequeños juzgados?

G.E. No me gustaría que ocurriera eso. Debería mantenerse como está, como un servicio de cercanía con el ciudadano. No puede ser que un vecino de un pueblo tenga que trasladarse 60 kilómetros para ver cómo está su procedimiento. Es verdad que pueden surgir los problemas de sostener medios para pocos asuntos. Pero es necesario mantenerlo como está

L.M. Desde un punto de vista social estoy totalmente de acuerdo, pero me da la impresión de que los tiros no van por ahí. Se busca la concentración en las capitales de provincia. Es evidente que lo mejor es la proximidad. Por ejemplo, si terminan con los jueces de paz, alguien tendrá que darle una información al ciudadano o proporcionarle un lugar al que deba acudir. Hay que añadir las nuevas tecnologías. Usted se pone en un Ayuntamiento y desde allí va a declarar. Yo creo que por ahí irá el futuro. Cuando yo empecé había juzgados de distrito y se hablaba de jueces cercanos, a los que se respetaba y a los que todo el mundo conocía. Ahora no te conoce nadie.

J.E.M. Sobre este tema hay una cierta incertidumbre, porque hasta que no se vaya desarrollando, por ejemplo, la ley de eficiencia organizativa, no vamos a saber cómo va terminar. Porque hay que ver de qué manera se desarrolla y cómo se redistribuyen los órganos judiciales.

L.M. Está pendiente de entrar en el pleno. Los partidos siguen trabajando. Tienen dudas pero inicialmente la idea es que salga adelante. Dependiendo de cómo sea esa ley tendremos o no los fondos europeos. Todo está por ver.

TRES SILLONES BURGALESES EN EL PODER JUDICIAL

José Eduardo Martínez Mediavilla.José Eduardo Martínez Mediavilla

Era presidente de la Audiencia Provincial de Cuenca desde el año 2012 hasta el momento de su elección como vocal. Comenzó su carrera judicial en 1992 en Lerma, donde estuvo cuatro años, y luego pasó por Arenys de Mar, Barcelona, Móstoles y Guadalajara.

Luis Martín Contreras.Luis Martín Contreras

Letrado de la Administración de Justicia de la Sala Tercera del Tribunal Supremo desde el año 2016. Ingresó en el Cuerpo de Secretarios Judiciales en 1984 y ejerció en órganos judiciales de Santa Perpètua de Mogoda, Viladecans, Colmenar Viejo, Torrejón de Ardoz, Alcalá de Henares y Madrid.

Gema Espinosa Conde.

Gema Espinosa Conde

Antes de ingresar en el Consejo General del Poder Judicial, era magistrada de la Audiencia Provincial de Madrid. Ingresó en la Carrera Judicial en 1990 y ha ejercido en juzgados de Reinosa, Lerma, Barakaldo, Santa Coloma de Gramanet y en la Audiencia de Barcelona. Fue directora de la Escuela Judicial entre 2013 y 2018.