Los vándalos la toman con coches aparcados en calle Briviesca

F.L.D. / Burgos
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Residentes de Antonio de Cabezón se encuentran sus vehículos destrozados tras otra noche de juerga en los bares de la zona. Temen que con la llegada de las fiestas se produzcan estos actos cada día

Retrovisor reventado el pasado domingo en Antonio de Cabezón - Foto: DB

Dejar el coche aparcado en la zona aledaña a la calle Briviesca durante los fines de semana empieza a ser una temeridad. La probabilidad de que aparezca vandalizado al día siguiente es cada vez mayor. Si no, que se lo digan a los vecinos de Antonio de Cabezón, Calzadas o Belorado, tres de las vías que colindan con el lugar que congrega a los abonados de las últimas horas de la noche burgalesa. Unos residentes que se confiesan hastiados, porque no sólo tienen que lidiar con los ruidos, molestias y suciedad. Ahora, para colmo, se encuentran con sus vehículos destrozados. Por lo pronto, muchos empiezan a pensar que lo mejor es estacionarlo en otro lado. 

Antes de que la calle Briviesca se pusiera de moda gracias a dos bares que hacen las veces de 'after' y que atraen a quienes alargan la fiesta hasta casi el mediodía, los actos vandálicos eran prácticamente anecdóticos. Episodios aislados de algún individuo con demasiadas copas encima que, antes de ir a casa tras cerrar Las Bernardas, la tomaba a golpes con escaparates, coches o mobiliario urbano. Ahora, denuncian los vecinos, estos hechos se producen casi todos los fines de semana. 

Adely, vecina de Antonio de Cabezón que el pasado domingo se encontró el retrovisor de su furgoneta reventado, lamenta el riesgo que asumen por aparcar cerca de su casa, pese a que pagan religiosamente una cuota de la ORA. «Nos encontramos también varias alcantarillas levantadas y en la calle Belorado una luna rota. Es algo que ya es cada vez más habitual y cada vez tememos más por nuestros vehículos», denuncia. 

Y es que en apenas unas semanas el vandalismo se ha convertido en algo peligrosamente cotidiano en la zona. A finales de mayo, varios jóvenes que se dirigían hacia los bares de la calle Briviesca se lanzaron contra vehículos estacionados en las vías aledañas y causaron numerosos daños que sus propietarios denunciaron en la Comisaría Provincial. En esas fechas, además, se vandalizaron dos negocios, el Piñeiro y la farmacia de Bernardas. Ambas amanecieron con los cristales reventados por algún objeto contundente. 

«Si la situación no cambia, vamos a tener que tomar algún tipo de medida, aunque tampoco la tenemos decidida. Tenemos que ver a qué administración dirigirnos para que haya más seguridad», comenta Adely, quien recuerda que los Sampedros están a la vuelta de la esquina y entre los vecinos reina la sensación de que igual les sale más rentable dejar el coche en otro sitio para evitar disgustos.