Las madres Franciscanas Misioneras de María no salen de su asombro desde hace una semana, cuando una cigüeña ha asentado su casa en el tejado de este convento situado en la confluencia de las calles San Pablo y San Julián. Al ave le gusta este edificio de estilo neorromántico con mezcla de elementos góticos en el interior, que fue diseñado en 1954, y también las vistas de la ciudad de Burgos que puede ver desde allí. Empezó a elaborar su nido con trozos de madera, pero parece que no tiene demasiada habilidad y han terminado en el suelo. 

Por ello, muchos paseantes o estudiantes del colegio el Zapatito se han percatado de la llegada de la nueva vecina al barrio. Sin embargo, las religiosas llamaron a los bomberos al ver que seguían cayendo trozos de madera, de modo que han colocado en la calle un vallado para evitar accidentes.

Lejos de amilanarse al quedarse sin nido, la cigüeña sigue en el tejado del convento. De hecho, son numerosos los corrillos que se hacían esta mañana en las inmediaciones para verla. "Parece que está contenta en nuestro tejado y no se va", aseguraba una de las religiosas.