Piedra a piedra y con total impunidad han ido desmontando las ventanas y el pórtico de la ermita de la Virgen de Torrecilla que, aunque se encuentra más próxima a Quintanilla del Agua y Tordueles, pertenece a Castrillo Solarana. Los vecinos y el propietario del viñedo que prácticamente rodea este templo en estado de ruina vienen comprobando como día tras día van desapareciendo los sillares sin que nadie haga nada y denuncie.
Este templo, situado en un altozano, según comenta Jesús Barro en su libro Arlanza Mágica (una guía de la comarca del Arlanza y sus costumbres), es el último vestigio del despoblado de Los Borbollones, un lugar cercano a Tordueles y que se conoce por un desvencijado molino, del que también se llevaron incluso las pesadas piedras de moler, según manifiesta su dueño, Ricardo Delgado, también propietario del viñedo de doce hectáreas que rodea la ermita y de bodegas Arlese.
«Es cierto que año tras año han ido desapareciendo unas magníficas piedras de sillería de sillería y mi mujer cada vez que veía una piedra menos decía pero no les caerá en el pie», manifiesta Delgado, quien recuerda que hace diecisiete años cuando compró la finca ya estaba en ruinas la ermita.
La tradición oral, apunta Delgado, dice que la ermita se quemó cuando un indigente hizo fuego en su interior y a partir de ese momento quedó abandonada no sin antes, como comenta el párroco Fernando García Cadiñados, recuperar la talla de la Virgen de Torrecilla, que ahora se encuentra custodiada en la iglesia de Castrillo.
También las tumbas
En el perímetro de la ermita, manifiesta Delgado, también se encuentra un cementerio, hoy la maleza impide atisbar cualquier vestigio del mismo, «y parece ser que también abrieron las tumbas y se llevaron las piedras». La ermita parece ser que fue la iglesia en su día de un pueblo que se llamó Torrecilla del Agua, que se unió a Castrillo Solarana y del que ya no queda nada más que esas ruinas objeto de expolio, «por eso me gustaría que localizaran a las personas que se las ha llevado y las obligaran a colocarlas de nuevo», declara Delgado, quien lamenta que no se respete el patrimonio.
El molino de su propiedad, próximo a la ermita de la Virgen de Torrecilla y a unas curiosas surgencias de agua junto a un cuérnago del río Arlanza, también ha sido objeto de expolio, «incluso se llevaron las pesadas piedras de moler para lo que han tenido que utilizar una pluma y por dentro tampoco han dejado nada... y también se están llevando piedras del inmueble», señala Delgado con resignación, quien también ha visito como incluso los grandes cantos rodados que retira de su viñedo han sido objeto de expolio.
Más robos en ermitas
En una situación similar a la ermita de la Virgen de Torrecilla se encuentra la de Santa Ana, también en Castrillo Solarana, aunque en este caso algunos de sus elementos, tejas y piedras, han sido utilizados para arreglar y consolidar la iglesia parroquial de la localidad, según apunta el párroco, quien considera muy difícil custodiar unas ruinas como las de la ermita de la Virgen de Torrecilla al encontrarse en medio del campo. También en esta zona del Arlanza, otra ermita conocida como Santa Cecilia y situada en un despoblado viene sufriendo constantes robos.
En principio, fuentes del Arzobispado indicaron que estudiarán las situación de estas ruinas, la portada de la ermita de la Virgen de Torrecilla, consideran que no tiene un gran valor por cuantos e trata de piedra de sillería lisas, antes de presentar una denuncia.
Borro, que denunció públicamente el robo de las piedras, tras tener conocimiento del mismo a través del blog Iberia Mítica, considera que el expolio ha sido perpetrado sin duda por algún lugareño que le había echado el ojo para la puerta de su casa o de su bodega y pensó que para qué nos vamos a molestar en tallar la piedra si alguien ya lo hizo por nosotros en el siglo XV o XVI».
Vecinos y propietarios de estos bienes inmuebles abandonados o sin uso, en este caso el Arzobispado, consideran que una misión imposible custodiar todo el patrimonio arquitectónico, máxime cuando éste se encuentra alejado de los núcleos de población, cada vez con menos habitantes, y en una provincia tan extensa como esta y con tanto patrimonio aqruitectónico diseminado en el mundo rural.