En agosto de 2020, un peligroso desprendimiento de rocas en el Peñón de Pedrosa de Tobalina obligó a desalojar la zona de baño durante una jornada y mantener desde entonces clausurado el mirador desde el que se toman las mejores imágenes de la famosa cascada del río Jerea.El Ayuntamiento del Valle de Tobalina adjudicó en enero, hace casi un año, las obras de reparación y consolidación de este mirador a Excavaciones Mikel por 322.880 euros, pero la empresa, la única que optó al concurso, no pudo comenzar a trabajar este otoño como estaba previsto, al no haber llegado la autorización de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para las obras, que se solicitó en marzo.
El alcalde, Jesús Ángel López de Mendoza asegura que las obras «se ejecutarán si o si cuando la climatología lo permita», pero este otoño se decidió esperar a la respuesta de la CHEque no acaba de llegar y el caudal del río ya ha vuelto a crecer con lo que la intervención en el Jerea habrá de esperar a que de nuevo baje el nivel del agua al final de la primavera o comienzo del verano. En juego está una ayuda del Ministerio de Política Territorial concedida en 2022 por una cuantía de 289.000 euros y que, en ningún caso están dispuestos a perder en el Ayuntamiento tobalinés.
El efecto de las riadas del invierno de 2021 agravó la inestabilidad de la roca que sostiene el mirador, creando incluso un hueco, un descalce que deja en el aire parte del talud. Por este motivo, Tobalina logró una ayuda que ha de gastar antes de diciembre de 2024, en que concluye el plazo otorgado por el ministerio. Ese plazo se calcula en base a la fecha en que el Gobierno central ingresó los fondos de la ayuda al Ayuntamiento. Sucedió el pasado mes de julio y, a partir de ese momento, Tobalina cuenta con 18 meses para ejecutar las obras. Pero la CHE no contesta y ha generado un retraso significativo.
Los trabajos tienen un plazo de ejecución de seis meses, con lo que habrán de comenzar en junio si se quiere mantener la importante ayuda del gobierno central, que cubre el 90% de su coste y deja la aportación municipal en tan solo 33.880 euros. Por este motivo, el alcalde socialista advierte que «si las obras coinciden con la temporada de baños, se le dará prioridad a las obras del mirador y los bañistas tendrán que conformarse». Así pues, esta concurrida zona podría sufrir este verano una situación inusual con maquinaria pesada actuando en la poza que atrae a miles de bañistas deseosos de lanzarse a sus aguas cristalinas.
Diez metros de muro. Las obras exigirán la presencia en la parte superior, en las cercanías del mirador, de una grúa y una máquina retroexcavadora de gran alcance con brazo y cuchara telescópica, mientras que en el cauce se trabajará con una miniexcavadora, pero habrá de acotarse la zona de trabajos y se reducirá el espacio para los bañistas. Los trabajos consistirán en la limpieza con medios manuales, pequeña maquinaria y chorro de agua de la vegetación que puebla el talud y las rocas desprendidas o sueltas. Tras ello, una vez que quede anulado el riesgo de desprendimiento, comenzará el trabajo de consolidación mediante un muro de mampostería de unos 10 metros de altura en dos tramos que llegarán a la base del mirador para sostenerlo con suficiente seguridad.