Selma Huxley fue una aventurera de la historia. Una pionera. Una mujer valiente y una investigadora tan tenaz como brillante a la que se debe el descubrimiento de la existencia de toda una industria ballenera vasca, con vínculos burgaleses, en Terranova (Canadá) durante el siglo XVI. Casi nada. Hoy, gracias a ella, por ejemplo, en la Factoría Albaola, que se ubica en la localidad guipuzcoana de Pasajes, se está construyendo -a la manera de aquella época- la réplica exacta de uno de esos barcos que cubrían una ruta de 4.000 kilómetros por un océano hostil para dar caza a esos míticos cetáceos cuyo aceite era el combustible más limpio, preciado y cotizado porque ni ennegrecía ni emitía olor alguno.
La figura de esta científica canadiense fallecida en 2020 se honra estos días en el Itsasmuseum de Bilbao (antiguo Museo Marítimo Ría de Bilbao) con una exposición. Está comisariada por su hijo Michael Barkham, a la sazón gran conocedor de la historia marítima del País Vasco de los siglos XVI y XVII. Compuesta por cuatro bloques temáticos, «la muestra permite conocer las pioneras investigaciones y descubrimientos archivísticos, históricos y arqueológicos de esta extraordinaria mujer, con los que pudo reconstruir un capítulo nuevo de la historia: las pesquerías vascas de bacalao y ballena en Terra Nova, especialmente en el siglo XVI», explican desde el centro expositivo bilbaíno.
El primero de los bloques, 'Selma Huxley y los vascos en Canadá', se centra en su núcleo familiar, su juventud y los acontecimientos que marcaron su temprana vida y despertaron su interés por la historia de los vascos en Canadá. El segundo, 'Adentrándose en los archivos', explica su meticulosa labor de investigación archivística. Esta dedicación le permitió encontrar miles de manuscritos, en cerca de 40 archivos de toda la península, sobre las expediciones vascas a Terra Nova y sobre la actividad marítima vasca en general. Es aquí donde la canadiense cruzó su camino con Burgos, donde residió durante una larga época, buceando en el Archivo Provincial con la ayuda de su entonces director, Floriano Ballesteros, hallando en sus fondos información valiosísima y de todo punto desconocida.
En Burgos, por ejemplo, supo que la nao San Juan que se está reconstruyendo fidedignamente en Pasajes fue asegurada en la Cabeza de Castilla, donde se ubicaba el Consulado del Mar. «No te puedes creer lo que he encontrado en Burgos», escribió una emocionada Selma Huxley a su amigo, historiador y mentor Jack Richardson en 1972, después de haberse adentrado en el archivo que entonces custodiaba la Diputación de Burgos en su palacio del paseo del Espolón. «¡Debes sentirte como Howard Carter y Lord Carnar von en la puerta de la tumba de Tutankamón!», le respondió aquel, consciente de cuanto el descubrimiento significaba. Y añadió: «No sabes lo contento y satisfecho que estoy de saber que te ha tocado la lotería en los archivos de Burgos. Es lo que pensabas y que tanto te ha costado conseguir».
Richardson no sólo alentó a la investigadora canadiense con buenas palabras: obró el milagro de que un mecenas amigo suyo donara a Selma 1.000 dólares, presupuesto que habría de permitirle vivir y trabajar sin tantas estrecheces. A partir de ese momento, la historiadora pudo desarrollar su detectivesca labor, que la habría de llevar por otros muchos archivos (como el de Oñate, que acaba de honrar su memoria dando el nombre a una de sus salas), Valladolid o Sevilla. Sin embargo, fue en Burgos donde hizo sus primeros y más importantes descubrimientos, toda vez que la capital castellana había sido relevante en el siglo XVI respecto a las relaciones comerciales de ultramar. Durante los meses de 1972 y 1973 en que residió en Burgos con sus hijos lo hizo en el Hotel España y en un piso en Rivalamora, 1, junto a las vías del tren. Sabedora de la importancia de la capital castellana, en aquellos meses redactó un extenso reportaje ilustrado sobre la relación mercantil de la ciudad castellana en aquel dorado siglo XVI. Lo publicó en la revista británica Geographical Magazine que había fundado su familia, y en la portada aparecía la fachada principal de la Catedral.
El tercer bloque de la muestra, 'Reconstrucción histórica', no es sino el producto de sus investigaciones, el capítulo histórico de las pesquerías vascas en Terranova. Por último, el cuarto bloque, 'Descubrimientos arqueológicos', presenta los hallazgos realizados en Canadá en expediciones lideradas o promovidas por ella: restos arqueológicos de las bases balleneras vascas del siglo XVI y galeones vascos hundidos en la zona, incluyendo el galeón San Juan que naufragó en 1565 frente a la costa de Red Bay, Labrador.
Cada área de esta exposición, que puede verse hasta el próximo mes de abril, está compuesta por varios paneles que recogen textos e imágenes y, en algunos casos, reproducciones de documentos históricos descubiertos por Huxley. Además, se muestran varias piezas cedidas por otros museos e instituciones así como algunos objetos e imágenes del archivo familiar. Por último, varios elementos audiovisuales permiten oír la voz de Selma y escucharle hablar sobre su forma de trabajar.La labor de esta audaz científica fue internacionalmente reconocida. Así en 1981 recibió la Orden de Canadá, la máxima distinción civil otorgada por ese país; en el años 2012, la burgalesa Institución Fernán González la nombró académica; en 2014, el Gobierno Vasco le otorga el Lagun Onari por su contribución a la historia marítima vasca, y la Sociedad Geográfica Española le concedió su Premio Internacional 2018.