La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ha anunciado este jueves que, antes de que termine el año, el Consejo de Ministros autorizará licitar las obras del nuevo tramo de la A-73 entre Montorio y Quintanaortuño. Este hecho implica un nuevo hito en la construcción de la autovía tras la puesta en servicio de uno de los tramos hace un año. El segmento costará 121 millones de euros y tendrá una longitud de 11,6 kilómetros.
La titular ha presidido hoy la puesta en servicio del nuevo acceso al Puerto de Raos desde la autovía A-67, en Santander, donde ha anunciado que las obras del tercer carril del tramo anterior hasta Polanco se licitarán a principio de 2023, puesto que el proyecto está en fase final.
Aunque sus inicios se remontan a hace más de 17 años, de la A-73 hay construidos menos de uno de cada tres kilómetros proyectados en un principio. Llamada a ser una vía fundamental para los desplazamientos entre Castilla y la cornisa cantábrica, los tediosos tiempos que manejan en la administración, los tijeretazos en materia presupuestaria del 2010 o los posteriores problemas con las adjudicatarias han derivado en una parálisis escandalosa. Es más, es todo un acto de fe pensar que esta autovía, que aliviará el tráfico que soporta hoy la N-627, pueda llegar a estar operativa antes de la próxima década.
Peores perspectivas tienen los tres tramos restantes: las conexiones entre Montorio-Santa Cruz del Tozo, Santa Cruz del Tozo-Pedrosa de Valdelucio y la Pedrosa de Valdelucio-Aguilar de Campoo están todavía muy lejos de ser una realidad. El hachazo presupuestario del exministro de Fomento José Blanco en el verano de 2010 condenó a la parte central de la A-73, que sigue sin levantar cabeza.