La Denominación de Origen Ribera del Duero quiere mantener -y aumentar- el prestigio y la calidad que custodian sus vinos. Una decisión que les obliga a mostrarse cada vez más exigentes en la valoración de los caldos y que ayer relegó la cosecha de 2014, en principio excelente, a «muy buena».
El propio director del Consejo Regulador, Enrique Pascual, aseguró que la añada podría haber obtenido la máxima puntuación, pero «la prudencia» les impidió hacerlo: «La cosecha tiene cualidades y quizás se lo merezca, pero desde la entrada de este nuevo consejo se planteó que para ello debe superar el excelente». Una postura que el año pasado también truncó las expectativas de la temporada al decantarse por una calificación de «buena, cuando podría haber sido muy buena».
Pascual reconoció que, en esta ocasión, «la mayoría de los miembros del Comité Extraordinario de la Cosecha optaron por el excelente». De hecho, seis de las 10 personas que formaban el grupo compartieron esta decisión. Entre ellas, Gema Vela, sumiller del Hotel Ritz de Madrid y Premio Nacional de Gastronomía 2014 que basó su veredicto en «el perfecto equilibrio entre la acidez fresca y la fruta madura». Destacó, además, «el ensamblaje de la tanicidad noble y el grado alcohólico». Un aspecto en el que también incidió José María Ruiz, presidente de Pago de Carraovejas: «Tienen un gran potencial de estructura, son muy equilibrados. Ése es el mejor piropo que se le puede echar a un vino», apuntó, y añadió «la excelencia del color» de los caldos como otra de sus virtudes.
Por su parte, la importadora y consultora británica, Annette Scarfe, valoró positivamente los «toques afrutados». Estudiosa de la enología -realizó su tesis doctoral sobre la D.O Ribera del Duero- aseguró que «se trata de una añada muy clásica. Es de libro». Sin embargo, dijo, percibió la presencia de dos estilos diferentes: «uno tradicional y otro más novedoso». Un comentario en el que también se detuvo Vela durante la rueda de prensa en la que se anunció la calificación subrayando que «no son mejores ni peores si no, simplemente, diferente». En este sentido subrayó que la Denominación de Origen ha logrado mantener su personalidad. «Y debe seguir haciéndolo porque llegó un momento en el que todos los vinos se hacían igual en el mercado».
900 MUESTRAS
Con el objetivo de diferenciarse, Pascual incidió en la importancia que otorgan a sus controles de calidad. «Se han realizado a 900 muestras correspondientes a 61 millones de litros de vino, lo que supone más del 80% de la cosecha», que marcó un récord histórico con 119 millones de kilos recogidos.
«La búsqueda incesante de la calidad ha sido la premisa que ha guiado el trabajo, lo que ha definido nuestra forma de ser, obrar y entender», comentó Pascual. Premisa que, dijo, responde a su deseo de «servir unos vinos inmejorables y a la altura de la denominación», añadió.
Meta de la que hizo co-responsables a la decena de expertos (sumiller, restauradores, periodistas especializados y bodegueros) que ayer cataron una decena de caldos que abarcan todos los matices propios de la zona. Una tierra que, como manifestó la arandina Vela, debe visitarse pues «no se trata solo de una botella. Hay que venir a ver los campos, las bodegas, los viñedos. Hay una historia detrás de cada botella».
Aunque menos apasionada, la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, también reivindicó las bondades de la tierra e invitó a los castellanoleoneses a «sentirse orgullosos de un sector que ha logrado situar en el mapa a la región en todo el mundo». Además, puso en valor el trabajo generado por el sector vitivinícola en la comarca. «La producción de vinos ha sido muy importante para fijar población en el mundo rural y crear empleo», aseveró. Aprovechó el acto -y la pre campaña electoral- para recordar la buena gestión de la Gobierno regional: «Hemos apoyado al sector en su promoción comercial, con dinero, la instalación de bodegas...», enumeró.
Acciones que, en mayor o menor medida, han contribuido a que «los vinos de la Ribera del Duero san reconocidos como un sinónimo de calidad», apuntó Pascual. «Para mantener esa referencia internacional debemos seguir siendo exigentes como lo hemos sido hoy para calificar la añada».