«Cuando deje la tele voy a volver a Burgos como agricultor»

I.L.H. / Burgos
-

El actor y presentador de televisión Carlos Sobera, que el día 27 lanzará la bota de las fiestas, conserva tierras en Cubillos de Losa -que amenaza con trabajarlas- y casa en Medina de Pomar -donde acude en verano a visitar a su madre

Carlos Sobera posa con su madre, Asun, de 97 años, en Medina. - Foto: Carlos Sobera

Solo ha dado dos pregones en su vida: uno en Barakaldo, donde nació, y otro en Medina de Pomar, el pueblo en el que pasó muchos veranos de su infancia y sigue acudiendo a visitar a su madre, que reside allí durante el estío. «Soy un tipo raro en ese sentido porque no me gusta dar pregones. Cuando me propusieron lo de la bota me hizo gracia porque me vuelve a conectar, de alguna forma, con la tierra de mis antepasados. Me hizo ilusión; es como rendir un tributo a la tierra de mis padres y abuelos, que son del valle de Losa», comenta el actor y presentador Carlos Sobera, al que la Federación de Fajas y Hermandad de Peñas han elegido para lanzar la bota el jueves 27 de junio.

No me gusta dar pregones.Pero lo de la bota me conecta con mis padres y abuelos»

El presentador de First Dates acompañará a las autoridades y pregoneros en el balcón del Ayuntamiento antes de ser él mismo el protagonista. Sobera acude en calidad de burgalés de ascendencia y residencia, ya que pasó sus veranos infantiles entre Cubillos de Losa y Recuenco:«Llegábamos a finales de junio a Cubillos. En aquella época íbamos en autobús hasta Quintanilla de Pienza y de ahí hacíamos los cuatro kilómetros andando con mi padre llevando cajas al hombro. ¡Eso sí que era la España de la posguerra! Recuerdo que eran todo boñigas de vaca, olor a cabra y oveja y que el agua había que ir a buscarla a la fuente. Normalmente para acercarte al caño tenías que ir con dos baldes haciendo equilibrios y esquivando la caca. Mi madre siempre me decía que dónde me había metido y yo, claro, contestaba que en la fuente.¡No había manera de librarte de la caca de vaca!», rememora entre risas.

Luego sus padres compraron una casa en Medina de Pomar y cambiaron la residencia de vacaciones:«Mi padre ya murió pero mi madre pasa julio y agosto allí, en el horroroso calor burgalés que mata a las moscas, y yo voy a asegurarme de que no mata a mi madre». Asun tiene 97 años y aunque camina cada día tres o cuatro kilómetros, tiene problemas en la rodilla y no hace muchos viajes. «No estará el 27 en Burgos porque le cuesta salir. ¡Si para que venga a Madrid donde vivo le tengo que engañar! A veces como a M.A. (el negro de El equipo A),dopándola para que venga», afirma bromeando.

Íbamos en autobús hasta Quintanilla de Pienza y de ahí andando hasta Cubillos. Recuerdo que eran todo boñigas de vaca»

Con el tractor

«A ella también le hace ilusión. Sabe que le tengo un cariño tremendo a esa tierra porque he pasado media vida allí. Hoy es el día que le digo que las tierras que tiene en Cubillos, que no son muchas y están alquiladas, cuando ella no esté voy a cogerlas y me voy a dedicar a ser agricultor. Cuando deje la tele voy a volver a Burgos porque además me parece una de las provincias más hermosas de nuestra geografía. ¡Lo tiene todo! Así que no te digo yo que no acabe de agricultor en Burgos dentro de 10 años», amenaza.

Pero antes de que coja el tractor, que dice que le encanta, le veremos aún presentando First Dates y Supervivientes el año que viene (que ya tiene cerrado), y en octubre estará estrenará obra de teatro. El actor que el año pasado actuó en el verano de Clunia con Miles Gloriosus va a producir y protagonizar Inmaduros, una obra que ha triunfado en Argentina y que llevarán a escena coproducida con ese país. «Es la historia de dos hombres cincuentones cuya relación con el mundo femenino es surrealista y  reciben toques de atención de determinadas féminas para situarles o resituarles en el mundo del siglo XXI. Es en clave comedia, una función más para mujeres porque se van a divertir a costa de los hombres. Creo además que es muy moderna en su lenguaje y puesta en escena», detalla.

«El teatro me da muchas satisfacciones porque además son montajes que produzco yo y eso supone tener la capacidad de elegir y crear, algo que en la tele no lo tengo porque prestas tu servicio al que te contrata, pero no eliges el proyecto. Aquí en cambio lo creo desde cero», afirma quien llegó a comprar y gestionar durante dos años el Teatro Reina Victoria de Madrid.

Su naturalidad, simpatía y cercanía en la tele y en el teatro hacen de Carlos Sobera lo que Resines ha conseguido a través del cine: una persona que sentimos 'de casa', el pariente presente en todas las fiestas. «Siempre he sido un tipo poco altivo, poco distante y empático y con una forma de hacer las cosas en las que la naturalidad está por encima de la técnica».

Pero llegar no fue fácil. Desde Barakaldo -y Cubillos de Losa- Sobera ha cumplido un sueño -qué fijate tú le permite ahora tirar la bota en los Sampedros-. Lo cuenta en el libro A contracorriente(lo de su carrera, no lo de la bota): «No me veía haciendo un libro de memorias al uso porque ni siquiera tengo edad. Pero me apetecía contar la historia de un niño que con poca edad se enamora de John Wayne y las películas del oeste y quiere ser actor por encima de todas las cosas y el camino que recorre para conseguirlo. No seré gran cosa pero por lo menos tengo la impresión de que he logrado lo que perseguía. Y quería contarlo con sus luces y sombras por si le podía servir a gente joven en mi situación. Sin pretensiones tampoco porque no soy quién para dar consejos».