Uno de los momentos imborrables de la historia de la selección española fue el 12-1 a Malta en Sevilla, que le dio el pase para la fase final de la Eurocopa 1984 donde, tras dos empates frente a Rumanía y Portugal, ante la poderosa República Federal Alemania, un central como Antonio Maceda firmaba el gol para el recuerdo de un triunfo épico que sellaba el acceso a la ronda de semifinales.

20 de junio de 1984. Estadio Parque de los Príncipes, en París. Aún no se había unificado una nación que, en lo futbolístico, sembraba el terror al aglutinar tanto talento. Los teutones contaban con Karl-Heinz Rummenigge al mando y otros jugadores como Harald Schumacher en la portería, Uli Stielike, Andreas Brehme, Lothar Matthäus o Rudi Voeller. España nunca había sido capaz de derrotarlos en un solo partido.

El empate le servía a Alemania para clasificarse junto a Portugal. La fortuna sonrió primero a España, con dos remates a los postes de la portería defendida por Luis Arconada, de Briegel y Brehme, pero posteriormente le dio la espalda con la gran oportunidad marrada desde el punto de penalti. Stielike había derribado a Salva dentro del área y el 'Lobo' Carrasco asumió la responsabilidad. Erró.

«Pedíamos información al banquillo y nos decían que estuviéramos tranquilos, hasta que faltando cinco minutos nos empezaron a hacer gestos de que había que ir al ataque. Algo había cambiado en el partido entre Rumanía y Portugal (acabó con victoria lusa por la mínima). Yo dudé si subir o no, preguntaba mientras corría despacio y cuando me dijeron que para arriba pedí a Gallego que esperase. Llegué en el momento adecuado al pase de Señor», recuerda Maceda.

Se acariciaba el minuto 90. Ricardo Gallego puso en juego una falta a favor de la Roja a 40 metros de la portería, abriendo a la banda derecha donde apareció Juan Señor que, sin pensarlo dos veces, lanzó un gran centro de diestra al espacio por donde apareció libre de marca desde segunda línea el zaguero para firmar el 0-1 en la capital francesa.

El movimiento de Carrasco arrastrando centrales fue clave. El testarazo fue con el alma. El momento de su carrera como internacional del futbolista de Sagunto. Ya había marcado dos de los 12 tantos del combinado nacional a Malta y, ahora, rescataba a la selección nacional de la eliminación a minutos de producirse.

Era un capítulo más de lo que muchos bautizaban como 'la flor' de Miguel Muñoz. El impulso al crecimiento en un torneo donde acabó acariciando el título. 

La Roja soñó con levantar por segunda vez el trofeo. Dinamarca sería su rival en semifinales y, de nuevo, Maceda volvería a ser protagonista. 

Lerby adelantó a los escandinavos cuando apenas habían pasado siete minutos del inicio de la contienda. Pero el defensa apareció para aprovechar un rechace tras un golpeo al palo del 'lobo' Carrasco.

Ya en la tanda de penaltis, España no erró ninguno de sus cinco lanzamientos y logró el pase a la final.

En el decisivo duelo por el campeonato, Platini y Bellone despertaron al equipo nacional del sueño en el Parque de los Príncipes, mismo estadio en el que, días antes, Maceda había hecho historia.