En las últimas seis ediciones de la Vuelta a Burgos, la etapa que ha concluido en la capital ha tenido el Alto del Castillo como punto final. Era una llegada que añadía picante y que por norma general se disputaba la primera jornada. Marcaba las primeras diferencias y dejaba ver a los hombres que llegaban en un buen estado de forma a la salida, pese a no ser decisiva. Se pasaba una primera vez y en la segunda ascensión estaba instalada la línea de meta. Los planes de la organización son cambiar y buscar otras alternativas.

Así las cosas, la jornada que tenga su final en la capital burgalesa tendrá ese punto de interés especial que es el paso por el Castillo en los kilómetros finales, pero todo indica que concluirá en las calles de la capital con una llegada plana en la que puede haber un esprint entre los hombres que hayan superado en el grupo delantero la subida.