Moncalvillo, campo de pruebas del aprovechamiento de la jara

A.G. / Burgos
-

La localidad es uno de los espacios en los que se ha empezado a desarrollar un proyecto nacional de gestión sostenible de este matorral financiado con medio millón por el Ministerio de Agricultura

Ya se han tomado muestras y se ha inspeccionado la zona de jaras de Moncalvillo de la Sierra. Este otoño se procederá a la cosecha. - Foto: F2Estudio

Sus nombres científicos son Cistus ladanifer y Cistus laurifolius y se extienden a lo largo de casi cuatro millones de hectáreas a lo largo de España, de las que solo se explotan económicamente menos de 30.000 en algunas zonas de Andalucía. Popularmente conocidos como jaras, estos matorrales, se acaban de poner en el punto de mira de la ciencia para impulsar un proyecto de aprovechamiento y gestión sostenible que ayude al desarrollo de la economía rural. El proyecto se llama ESjara, ha sido financiado con  más de medio millón de euros por el Ministerio de Agricultura y una parte se va a desarrollar en la provincia de Burgos. De hecho, los profesionales implicados ya han hecho un primer acercamiento a distintas zonas de la localidad de Moncalvillo de la Sierra, al sureste de la capital burgalesa.

La iniciativa  parte del Grupo Operativo GO ES Jara (goesjara.es), constituido para dar utilidad al terreno forestal ocupado por especies arbustivas con el objetivo de que dejen de ser zonas consideradas marginales o abandonadas sin ningún tipo de gestión, coordinado por la Fundación Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor) y en el que participan numerosos agentes: el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), la cooperativa especializada en teledetección Agresta, la Federación de Asociaciones Forestales de Castilla y León (Fafcyle) y la Asociación de Propietarios Forestales de Burgos (Asfobur), entre otras, como miembros subcontratados. Colabora, además, la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Junta de Castilla y León.

Una de las denominadas por el proyecto 'zonas demostrativas' es, como ya se ha dicho, un monte de utilidad pública que pertenece al Ayuntamiento de Moncalvillo de la Sierra donde, según explicó el ingeniero de Montes Luis Saúl Esteban, ya se han tomado muestras y se ha inspeccionado la zona con un vuelo de dron y donde entre octubre y diciembre se llevará la maquinaria para cosechar la jara que, en este caso, y también en el de la provincia de Soria, son del tipo Cistus laurifolius.

«Esta especie forma grandes matorrales que normalmente vienen de quemas o de manejo de pastizales que se desbrozan o que se han quemado y esas zonas se repueblan rápidamente con esta especie que es muy pirófita, es decir, cuya semilla germina muy bien tras un fuego y lo cubre rápidamente».

ESjara se propone la modernización de la actividad de recolección de la jara -hasta ahora manual y rudimentaria- por medio de la mecanización de la cosecha, la transformación de toda la cadena de valor a través de la implantación de herramientas y métodos de teledetección, digitalización y trazabilidad, y el incremento del valor añadido de la explotación de la jara a través de la identificación de nuevas aplicaciones de sus productos y de la valorización de los subproductos de la producción del aceite esencial, como son el hidrolato -subproducto de la destilación- y la biomasa residual.

Otras aplicaciones que se van a probar tienen que ver con una posible capacidad ungicida del subproducto de la jara denominado hidrolato y las propiedades biocidas del matorral en sí: «Es sabido que donde progresa la jara no crecen otras plantas, por lo que se le supone una actividad antigerminativa que se va a investigar para un posible uso como herbicida, no tanto para matar las plantas sino para que no nazcan otras que compitan en el cultivo o malas hierbas», indicó el experto. El reto científico-técnico se propone, según sus promotores «aportar aprovechamiento, riqueza económica y gestión forestal sostenible al desarrollo de la bioeconomía en las zonas rurales, generando un rendimiento económico a los propietarios forestales y a la vez contribuyendo a la lucha frente al cambio climático y a la prevención de incendios».

El proyecto -que se desarrollará hasta mayo de 2025- tiene una subvención de 599,820.49 euros y obtuvo la mayor puntuación de los 23 aprobados en la convocatoria de proyectos de innovación de interés general por grupos operativos de la Asociación Europea para la Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícolas (AEI-AGRI), en el marco del programa nacional de desarrollo rural 2014-2020, convocadas anticipadamente en el año 2022.