El 4 de octubre de 1984 los restos del huracán Hortensia hicieron de Burgos un escenario de auténtico peligro. Los árboles, ya entrados en el otoño, a parte de sus hojas, se tuvieron que despedir de cientos de ramas que quedaron maltrechas fruto de un intenso viento. En aquel año las rachas superaron los 100 kilómetros por hora y los destrozos fueron innumerables. A partir de esta noche van a llegar a la provincia los restos de otro huracán formado en el Atlántico que puede dejar escenas similares.

Será esta misma noche cuando empiecen a arreciar los vientos de ese ciclón que, según el meteorólogo del Grupo Promecal, Daniel Angulo, alcanzará su pico de intensidad entre las 12 y las 16 horas de mañana. «Es en ese intervalo de tiempo cuando se pueden dar las rachas más fuertes. Se espera que sea una jornada complicada», apunta Angulo.

El huracán Kirk, como se ha denominado al ciclón que se originó al oeste de África, ha sido absorbido por la circulación general del Atlántico norte y tiene previsto desembarcar en todo el noroeste peninsular en forma de una borrasca que va a profundizar por los fenómenos de la ciclogénesis explosiva. En el norte de la provincia de Burgos se espera que deje ráfagas de hasta 120 kilómetros por hora.

Según asegura Daniel Angulo, se trata de un episodio «extraordinario» y «muy similar» al que se dio hace 40 años. «En meteorología no hay dos situaciones iguales pero es una realidad muy parecida», apunta el meteorólogo a la vez que asegura que desde 1984 se han dado muchos fenómenos pero «ninguno como aquel».

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