Los móviles han llegado a los centros educativos para quedarse y parece que toca aprender a convivir con ellos. Tienen ventajas, pero también inconvenientes. El debate no resulta exclusivo de nuestro país y muestra de ello es que una decena de estudiantes procedentes de Estonia han llegado esta semana al instituto de Villadiego, dentro del programa Erasmus +, para compartir su experiencia sobre alternativas de ocio durante los recreos con el fin de evitar el uso de los teléfonos mientras se favorece la comunicación entre el alumnado.
«Desde que nos lo han prohibido, desconectamos un poco más y creas relaciones más cercanas con los compañeros», expone Aveli Kiisk, una de las alumnas de Estonia que participa en esta actividad. En su centro antes les dejaban utilizar los móviles y ahora no se lo permiten, lo que considera interesante al favorecer la comunicación con la gente. Se muestra encantada de participar en esta iniciativa puesto que le permite conocer la cultura y el instituto de este municipio burgalés, además de verlo como una fantástica oportunidad de futuro a la hora de relacionarse con otras personas.
Tras los primeros trabajos en grupo entre los alumnos estonios y burgaleses, Iria de la Peña, de Villadiego, comenta que también observa múltiples ventajas a no utilizar constantemente el teléfono en el recreo o cada vez que tienen un momento de descanso. «Al final estamos en una burbuja todo el día con el móvil», asegura, mientras reconoce que se puede aprovechar ese tiempo para practicar algún deporte o salir a pasear.
Además de las actividades en clase, tienen tiempo para conocer mejor el municipio. - Foto: ValdivielsoLa experiencia también sirve a los estudiantes -mayores de 15 años- de esta localidad de Odra-Pisuerga para poner en práctica sus conocimientos de inglés, como así lo asegura la profesora de esta asignatura, Mónica Salas. El año pasado fueron los estudiantes del Campos de Amaya quienes visitaron durante una semana los centros de Väike-Maarja (Estonia) y Soverato (Italia), donde presentaron su proyecto sobre la alimentación saludable. Así, ahora les devuelven la visita -alojándose en las casas de los propios estudiantes del pueblo- y ponen el punto y final a este intercambio educativo. Una magnífica oportunidad para fomentar la convivencia mientras se aprende.
El director del centro, Agustín Colado, expone que ellos el uso del móvil lo permiten en clase «si el profesorado así lo quiere para alguna actividad» y calcula que la mayoría acuden con él a clase a partir de los 14 o 15 años. «Los mayores, que pueden salir a la calle, sí lo pueden usar en el recreo», dice, mientras recuerda que por ahora no han tenido problemas graves por esta cuestión. También Diego, otro profesor del instituto, valora este «intercambio cultural» y reconoce que «ojalá» haber tenido esta oportunidad cuando era alumno.
Además de realizar actividades en las aulas para tratar el tema de los móviles, los chavales también pudieron conocer los lugares más destacados de Villadiego y del entorno del Geoparque de las Loras. Además, el alcalde, Ángel Carretón, les recibió en el ayuntamiento con una pequeña clase de historia del pueblo. El sábado acaba esta aventura que no olvidarán.