Los 275 empleados que conforman la plantilla de Ara no están dispuestos a dejar pasar el tiempo, mientras la dirección de la multinacional Lear Corporation no les presenta un proyecto con el que afianzar el futuro de la fábrica.
Para tratar de anticiparse a futuros problemas derivados de la falta de carga de trabajo, el comité reclamó en una reunión hace unas semanas iniciar la negociación de un plan social que garantice ciertas condiciones a los empleados en caso de despidos. La compañía reiteró en varias ocasiones que este tipo de medidas no entran en sus planes y puso fecha para empezar a discutir esa herramienta: septiembre de 2025.
Sin embargo, el sentimiento de preocupación entre la plantilla es tal que, tras una asamblea, se ha acordado por amplísima mayoría presionar para que la dirección se siente ya a la mesa. De este modo, el comité ya ha empezado a consultar las vías para provocar ese hecho, que pueden pasar por el registro de un conflicto colectivo que avale un encuentro en el Serla. No obstante, fuentes sindicales aseguran que están dispuestas a llegar «hasta donde haga falta» con tal de garantizar unas condiciones mínimas para los trabajadores.
Durante la negociación el pasado octubre del convenio, la compañía del sector de la automoción se comprometió con los empleados a presentarles en enero un plan industrial para garantizar su viabilidad. Pasadas las vacaciones de Navidad, postergó su comunicación -alegando la falta de respuesta a las ofertas que había lanzado- hasta marzo. Hace un par de semanas, el fabricante de piezas para el interior del vehículo (principalmente asientos) volvió a dilatar su decisión, lo que ha terminado por colmar al comité de empresa.
Un plan social es una herramienta preventiva que actúa como paraguas frente a un posible expediente de regulación de empleo (ERE). Con el contrato actual que hay suscrito con Mercedes Benz Vitoria con fecha de caducidad (al menos hasta junio de 2026) y sin visos de la llegada de nuevos proyectos industriales que garanticen la supervivencia de todos los puestos de trabajo, la plantilla desea, al menos, cubrirse las espaldas.
A esta situación se suma la aplicación del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Todas las semanas son cerca de 40 los empleados que entran dentro de este procedimiento, sumando tanto trabajadores fijos como los que tienen un contrato de fijo discontinuo y los de las subcontratas. Esta, no obstante, no hay ninguno incluido, aunque el próximo 6 de mayo, tal y como ha comunicado la empresa, se prescindirá de cuatro trabajadores fijos discontinuos.
Sin garantías. Aunque Lear Corporation consiga un proyecto industrial para sus plantas de Burgos, todo hace indicar que la de Ara no será la que asuma el grueso de los encargos. Todo apunta a que Ardasa, también en Villalonquéjar y con la mitad de plantilla, parte con cierta ventaja al tener más espacio y fechas libres. De este modo, Ara solo se podría llegar a beneficiar de alguna parte en caso de que su vecina Ardasa renuncie a ejecutar todos los encargos asignados.