Después de muchas dudas por las complicaciones para cobrar el convenio del Ayuntamiento de Burgos -todavía no han recibido el 30% de lo comprometido en 2023-, finalmente habrá Festival Tribu. Pero no será ni en los jardines de La Parrala ni en mayo, como en la última edición. Los organizadores quieren hacer un guiño a los burgaleses con motivo de su décimo aniversario y han decidido retomar el formato con el que empezaron, allá por 2013: en el centro, con conciertos de carácter gratuito y aprovechando el mes de septiembre.
La decisión de continuar no ha sido fácil. En octubre amenazaron con suspender si no cobraban lo que se les debía antes de fin de año e incluso con ir a los tribunales. Y aunque no han recibido todo lo que se les debe, al final han pesado más las ganas de ofrecer algo a la ciudad y celebrar que este año cumplen su décima edición.
Esa es una de las razones para volver al formato original, aunque detrás está también el hecho de contar con mucho menos margen de maniobra para programar un cartel con la docena de bandas que les podían interesar y que, para hacerlo en condiciones, debían haber cerrado con un año de antelación. De igual modo, las dudas por la financiación comprometida les han impedido pensar siquiera en programar el festival para mayo, repitiendo el adelanto de fechas del año pasado. «Los cambios políticos han dilatado todo, si cabe, más de lo previsto, y no hemos tenido confirmación del apoyo del Ayuntamiento hasta hace muy poquito», afirma Héctor Aguilar, director del festival.
Así las cosas, hablar de grupos a día de hoy es prematuro y ni siquiera tienen confirmada la ubicación. Lo único cierto es que habrá décimo aniversario del Festival Tribu, que se celebrará los días 20, 21 y 22 de septiembre en alguna plaza céntrica de la ciudad y que combinará (como ha ocurrido siempre) música y gastronomía.
Las dudas respecto al emplazamiento vienen sobre todo por las necesidades técnicas y de producción que requiere un festival de este tipo y la agenda de eventos del Ayuntamiento. En las conversaciones con la Gerencia Municipal de Cultura se ha hablado de la plaza de San Juan, la plaza Mayor o el entorno de la Catedral, entre otras. Pero aún no se ha decidido nada y las dos partes están valorando cuál es la mejor opción.
En cuanto a la colaboración del Ayuntamiento, según el director del festival el Consistorio se ha comprometido a mantener el convenio del año pasado, cuya ayuda asciende a 100.000 euros. Aunque no está firmado, claro. No solo por la tardanza habitual de la agenda de la Gerencia Municipal de Cultura, sino entre otras cosas porque no se puede mientras tengan sin cerrar el expediente anterior, y lo estará hasta que cobren el 30% que falta del ejercicio de 2023.
La deuda aún no se ha zanjado. En octubre del año pasado, cinco meses después de celebrado el festival, los organizadores del Tribu no habían recibido ni un euro del convenio firmado con el Ayuntamiento. A los 100.000 euros de deuda se sumaban 30.000 más que arrastraban sin cobrar de 2022. Con ese agujero económico los organizadores dudaron sobre su continuidad.
Medio año después, la Gerencia Municipal de Cultura sigue debiéndoles dinero. El convenio de 2023 lo firmaron in extremis el último día hábil del ejercicio. Con esa rúbrica el Ayuntamiento liberó en enero el 70% de lo acordado. Pero falta el 30% restante, 30.000 euros. Y hay que recordar que desde 2015 -con una sentencia a su favor- les deben 21.000 euros del convenio que el Consistorio delegó en el Plan Estratégico, sociedad liquidada.
El Festival Tribu se celebra desde 2013 y ha tenido dos años en blanco: el de la pandemia y 2016, por los problemas derivados del convenio con el Plan Estratégico.