La temporalidad aboca al HUBU a varios años de fuga de médicos

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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Los sindicatos explican que en 2022 se «perdió la oportunidad» de crear más plazas orgánicas en las plantillas, lo cual impide estabilizar personal y ofrecer mejores contratos cuando quedan vacantes

La falta de personal es el principal problema del HUBUdesde hace años y es circular: no aumenta ni completa plantillas, añade carga de trabajo, pierde profesionales que ganan otros hospitales de la región y tiene que contratar más eventuales. - Foto: Patricia

De los cinco hospitales grandes de Castilla y León, el HUBU es el único que en los últimos cuatro años ganó más médicos temporales y/o con contratos para guardias que con interinidades o unas condiciones más estables, según datos oficiales de la Consejería de Sanidad: 47 eventuales frente a 27 estables. Y es también el que menos puestos nuevos de licenciado especialista ha creado en su plantilla orgánica, que es el documento legal que delimita el número máximo de facultativos -o de trabajadores de cualquier otra categoría- que se puede contratar en la sanidad pública. Estos hechos son dos indicativos más del problema de personal que arrastra el Complejo Asistencial de Burgos y que, según distintas fuentes consultadas, tiene «muy difícil» solución a corto plazo, pero unas consecuencias ya evidentes: fuga constante de facultativos hacia otros centros con una situación más desahogada. 

Y a esto se añade que la ciudad de Burgos, al parecer, tiene menos atractivo para los médicos jóvenes que otras como Valladolid o Salamanca; algo que, en parte, se atribuye también a la ausencia de una facultad de Medicina.

El sindicato mayoritario en Sacyl, CSI-F, pone fecha exacta a lo que tildan de «error histórico»: finales de 2022. Entonces, se aprobó un proceso de estabilización de empleo cuyo objetivo era reducir la temporalidad en el sector público, que en casi toda la Administración está muy por encima del 8% que aspira a alcanzar el Gobierno de España. Y la sanidad pública de Castilla y León no es la excepción.

«Fue una oportunidad histórica para generar plazas orgánicas y en Burgos se perdió», apuntan desde la central independiente y de funcionarios, destacando que la provincia, pero especialmente el HUBU, «paga ahora errores del pasado». ¿Por qué? Porque, siempre según este sindicato, en Burgos las condiciones para generar esas plazas se interpretaron de manera «mucho más estricta» que en otras localidades de la Comunidad.

Y así parecen probarlo los datos oficiales, porque con las plantillas recién actualizadas (a fecha del pasado 16 de abril), se constata que desde que se autorizó la estabilización extraordinaria, a finales del 2022, el HUBU ha ganado 35 plazas de facultativo en 40 especialidades; las mismas en las que el complejo asistencial de León suma 59 plazas; el de Salamanca, 40; el vallisoletano Río Hortega, 47 y, he aquí lo más llamativo, el Clínico de Valladolid, 112. En solo dos años.

La plantilla orgánica se supone que se acuerda en función de las necesidades que exige la población de referencia de cada centro sanitario y, según la Consejería de Sanidad, a comienzos de 2022 era de 257.002 personas en el HUBU y de 205.342 en el Clínico de Valladolid o de 318.331 en Salamanca, que es el que más pacientes tiene a su cargo en toda la región. Esas necesidades pueden llegar a obligar a contratar por encima de plantilla y es, precisamente, ese detalle el que en 2022 'perjudicó' al HUBU. Primero, por la lectura «estricta» que se hizo en Burgos de las condiciones (duración de los contratos temporales encadenados, intervalos transcurridos entre un contrato y otro...) y, segundo, porque un centro sanitario que no consigue cubrir sus plantillas a causa de un déficit arrastrado desde antes de la pandemia, difícilmente podrá ir por encima del máximo que le autorizan. Pero los sindicatos lamentan que en servicios en los que sí se daban esas condiciones de contrataciones temporales encadenadas y de necesidad real, no se aprovechó. «Partimos de una escasez brutal, tuvimos oportunidad de adecuar plantillas y no lo hicimos», remachan en CSI-F.

Las consecuencias se han visto en el último concurso de traslados, que se hará efectivo en unos días y sobre el que varios jefes de servicio del HUBU afirman, con disgusto evidente y conocido en la dirección del hospital, que «nos ha dado la puntilla». La razón está en que muchos profesionales de Burgos se van a esos puestos de nueva creación en los hospitales de Salamanca y Valladolid, donde no hay problema para cubrir vacantes, los profesionales trabajan con desahogo y, encima, se puede llegar a contratar por encima de plantilla a facultativos eventuales para, en unos años, estabilizar ese puesto.

«Es la pescadilla que se muerde la cola», comentan en el sindicato médico CESM, donde confían en que el proceso que acaba de convocar la Consejería de Sanidad para estabilizar, mediante concurso de méritos, a galenos que trabajaban con interinidades palie un poco la situación. «El empleador quiere fijar plantilla, pero es muy difícil retener en Burgos», insisten en CESM. 

Y, de nuevo, las cifras de este proceso evidencian que en el HUBU hay una temporalidad a la que solo se aproxima el hospital de León, con 88 y 74 puestos ofertados, respectivamente. En el otro extremo están Salamanca, con 21 puestos; el Clínico de Valladolid, con 38, y el también vallisoletano Río Hortega, con 19, siempre según Sacyl.

Condiciones. La siguiente derivada del escaso aumento de la plantilla orgánica en el HUBU es que también todas las contrataciones que quiera hacer por encima de ese máximo legal que, según los sindicatos, aquí se ha apurado tanto, conllevarán peores condiciones y que, a medio plazo, sale perdiendo en estabilización. «Si tienes las plazas creadas en la plantilla orgánica las puedes ofrecer como interinidad, que siempre es un contrato más largo y estable y, después, esa plaza tiene que salir a Oferta Pública de Empleo (OPE)», explican desde CSI-F, matizando que, así se da oportunidad de que el puesto se cubra con un médico con categoría de funcionario. 

Pero incluso en el caso de que nadie que apruebe la oposición se interese por el puesto, se podía cubrir con una interinidad. Si la plaza no existe y se necesita gente, hay que recurrir a un contrato eventual, que se renueva con periodicidades cortas y conlleva una inestabilidad que la interinidad no. Algo que remachan desde CCOO, asegurando que «lo que se suele hacer aquí es contratar con acúmulos de tarea, que son contratos temporales que se renuevan cada poco tiempo hasta un máximo de dos años».

Este contrato sería igual de inestable en todos los hospitales, pero si, por poner un ejemplo, un anestesista joven puede elegir entre un contrato de acúmulo en el HUBU, cuya plantilla orgánica no se ha movido de los 41 especialistas en años y el Clínico de Valladolid, que ha ganado 8 en dos años y ya tiene 51, elegirá el servicio en el que, a parecida carga asistencial, va a trabajar con más desahogo.

Este ejemplo se reproduciría en caso de una interinidad o de una plaza convencional en un traslado. Y así lo evidencian los sucesivos procesos de empleo convocados por la Consejería de Sanidad, como concluyen fuentes de CSI-F: «En Burgos no solo no hemos creado las plazas, sino que hemos generado un camino de salida». Y el HUBU lo tiene mal, pero Miranda está a 30 kilómetros del País Vasco, que siempre ha ofrecido mejores condiciones que Castilla y León.