El Yellowstone está en las Merindades

A.C. / Lezana de Mena
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Los estadounidenses Dan Melamed, médico jubilado y granjero, y su esposa, la artista Gabrielle Brown, buscaban «castillos en España» y se enamoraron del de Lezana. Ahora es su casa de vacaciones y proyectan mudarse a vivir

Dan Melamed y su esposa, Gabrielle Brown, posan sonrientes en la azotea de la torre de Lezana.

La torre medieval de Lezana de Mena esperaba comprador desde 2012, cuando uno de sus últimos propietarios, Eduardo Gil Lang, fallecido años después, la puso en venta. Un príncipe austrohúngaro, con residencia en Alemania, rusos, estadounidenses, mejicanos, colombianos, chinos e incluso sociedades de inversión suizas y luxemburguesas pusieron sus ojos en ella en estos años, como explicaba el propio Gil Lang a DB. 

Doce años después, la imponente construcción amurallada del siglo XIV va a tener una nueva vida gracias a  Dan Melamed y su esposa Gabrielle Brown, sus nuevos propietarios desde el pasado otoño.

Buscaban castillos en España y así encontraron la joya del Valle de Mena. «Fue, sin duda, la más bonita que vimos», relata Melamed a DB desde Estados Unidos, donde tiene su residencia habitual. «Cuando vimos la torre, nos impresionó su magnífica arquitectura, su buen estado de conservación, su maravilloso entorno y su importancia histórica», añade. La visitaron por primera vez en verano y en noviembre ya era suya. El último precio que aparecía en los portales inmobiliarios era de 1,59 millones, pero Melamed prefiere no concretar cuánto pago  por el inmueble.

De momento, la torre es su casa de vacaciones, pero entre sus planes está trasladarse a vivir a Lezana y disfrutar de un espacio único que Gil Lang pasó más de una década restaurando para convertirlo en una vivienda de lujo con 650 m2 repartidos en cuatro plantas. «La torre está en muy buen estado gracias a Eduardo Gil Lang. Ojalá hubiera podido conocerlo», admite este médico jubilado que ha compaginado su profesión con la cría de cabras angora y ovejas cormo. Su compromiso es claro: «Intentaremos preservarla y mantenerla en buen estado para las generaciones futuras».  

Junto a su mujer, pintora y exprofesora universitaria, posee una inmensa granja en el Valle del Hudson, en Nueva York, con vistas a las «preciosas Montañas de Catskill, pero ni de lejos tan impresionantes como las que rodean el Valle de Mena», describe. Así pues, a los futuros inquilinos de la torre de Lezana les gusta, no solo la construcción de 20 metros de altura y gruesos muros que alcanzan una anchura de 1,37 metros en su base, sino también las cordadas de los Montes de la Peña y de Ordunte que la rodean.

(Más información, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos)