En un contexto tan complicado como el actual, la medida adoptada por la ComisiónEuropea para acabar con la distorsión del mercado de la automoción y garantizar la posición de sus competidores supone un refuerzo para la industria y sus plantillas. Al menos, en primera instancia. Aún queda por comprobar el efecto de la imposición de aranceles de hasta el 38% a fabricantes chinos de coches eléctricos, pero la incertidumbre habitual deja paso a una cierta sensación inicial de alivio en el sector.
La limitación de la medida a estos modelos y la posible respuesta del gigante asiático son dos de los muchos factores a considerar antes de concluir que esta estrategia logrará el objetivo marcado para la competitividad de la industria europea en general y para el desarrollo de la automoción burgalesa en particular.De momento, Volkswagen, Stellantis y BMW rechazan estos aranceles por temor a represalias.
Este paso no es, ningún caso, la solución al problema pero sí se ve como un dique proteccionista que pretende restar presión al mercado continental. Sin embargo, para el presidente provincial de la Asociación de Concesionarios de Automóviles la respuesta llega «demasiado tarde». «Nos hemos jugado un órdago contra el más grande en una guerra que está perdida», indica Carlos Arce, quien califica la estrategia como «una sonda» en el intento de «defender el producto europeo contra una competencia súpersubvencionada».
El representante de los concesionarios recuerda que actualmente ya existe unos aranceles del 10% aplicado a los coches chinos, cuya penetración en el mercado es total.A lo largo del pasado año un modelo procedente del gigante asiático ya logró ser el coche de combustión más vendido en España y Arce ya advirtió entonces que aquello solo era «la punta del iceberg».
AndrésHernando, presidente de la Federación de Empresarios del Metal de Burgos (Femebur), muestra un discurso optimista para los intereses de la industria local al considerar que esta medida supone un punto de inflexión para amortiguar la tendencia actual. «La automoción europea está muy influenciada por la entrada de los coches chinos y esto ayudará a que seamos más competitivos. Burgos forma parte de Europa y dependemos mucho de la industria del automóvil, por lo que es bueno», apunta.
El representante de Femebur defiende que esta nueva política es «una buena noticia desde un punto de vista local» teniendo en cuenta las circunstancias del momento.«El mundo está muy complicado», matiza Hernando para introducir su postura. «No soy una persona que crea que el proteccionismo mejora la competitividad de las empresas, más bien al contrario, pero está claro que ahora necesitamos levantar ciertas barreras arancelarias.De otra manera no podríamos competir con China u otros países de Asia.Esto es necesario», subraya.
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