«Hasta un 40% de los diagnósticos de alzhéimer son evitables»

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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ENTREVISTA | El biólogo y catedrático de Genética Arcadi Navarro asumió en 2019 la dirección de la Fundación Pasqual Maragall, así como de su centro de investigación, el BarcelonaBeta Brain Research Center

Arcadi Navarro, biólogo y catedrático de Genética.

El director de la Fundación Pasqual Maragall, el doctor Arcadi Navarro, afirma «tener la esperanza» de que el transcurso del alzhéimer de una persona diagnosticada ahora «sea más llevadero que hace 15 o 10 años». El biólogo y catedrático asegura que el 2024 es «un momento de cambio»  y que la comercialización de tratamientos es cuestión de tiempo; entre otras cosas, porque Estados Unidos, China y Japón aprobaron en  2023 un fármaco -Lecanemab- que ralentiza el deterioro cognitivo, cuyo uso se estudia en Europa. Y las novedades farmacológicas, sumadas a la prevención, modificarán el curso de la enfermedad. Así lo explicará este miércoles, 8 de mayo, en una conferencia organizada por la Asociación de Familiares de Afectados de Alzhéimer (Afabur), con motivo de su 30 aniversario. En el patio de la Casa del Cordón, a partir de las 19:00 horas.

¿Es utopía pensar que el alzhéimer puede llegar a evitarse?
No; de hecho, el objetivo de la Fundación Pasqual Maragall es que no haya ni un solo caso de alzhéimer diagnosticado; que con detección precoz y prevención antes de la aparición de los primeros síntomas clínicos se eviten los diagnósticos.

La fundación desarrolla un estudio, Alfa, para investigar qué ocurre en el cerebro de una persona décadas antes de que se manifiesten los síntomas del alzhéimer. ¿Cómo es posible saber lo que va a suceder en un cerebro en 20 años?
Hace ya más de una década que nuestro estudio Alfa se diseñó con este objetivo. Se empezó estudiando a personas sanas, descendientes en su mayoría de personas que padecen o padecieron enfermedad de Alzheimer, y a las que fuimos siguiendo. Ahora, algunas de esas personas empiezan a desarrollar algún signo de la enfermedad, con lo cual podemos ver si las muestras biológicas o las neuroimágenes que tomamos hace años nos hubieran permitido, ya entonces, clasificar a quienes estaban en riesgo. Y la respuesta es que sí, que somos capaces de detectar la aparición del alzhéimer con 15 años de antelación a los síntomas clínicos. 

Tenemos biomarcadores  que miden el riesgo de alzhéimer con una simple analítica de sangre»

¿Por qué, qué cambios se aprecian o qué es indicativo del riesgo?
Hace tiempo que se sabe que con una tomografía por emisión de positrones (PET) se podría detectar acumulación de proteína en el cerebro antes de cualquier síntoma. Y lo mismo con una punción lumbar, porque sacando líquido cefalorraquídeo se puede medir el riesgo con mucha precisión; lo que sucede es que son pruebas muy caras. Pero ahora también tenemos biomarcadores que permiten medir el riesgo, la acumulación indebida de proteínas en el cerebro, con una simple analítica de sangre. Así que cuando llegue a nuestros sistemas de salud será muy fácil y barato hacer cribados de riesgo. En las analíticas se medirá el riesgo de alzhéimer.

¿Ese marcador puede usarse ya?
El marcador existe y algunos podrían implementarse ya; habría que ver técnicamente cuál es el mejor o cuál es la mejor combinación, pero eso está muy cerca. Pero para que el sistema de salud lo implemente como forma de cribado es imprescindible que haya un tratamiento: nadie ganaría mucho si después de la detección no puede hacer gran cosa. 

¿Qué factores de riesgo se pueden modificar ya, a día de hoy?
Se sospechaba que había factores de riesgo ambientales y de estilo de vida que modificaban el riesgo de alzheimer, pero se ha podido demostrar hace relativamente poco que, en general, todo lo que es bueno para el corazón y la salud cardiovascular es bueno para el cerebro. Y hay varios: controlar la hipertensión y la diabetes, hacer ejercicio y una dieta sana y rica en pescado azul, tener una vida social e intelectual intensa, vivir en un entorno libre de contaminación... Calculamos que hasta un 40% de los diagnósticos que hay cada año de alzhéimer en España se podrían evitar con intervenciones en los estilos de vida.

Personas que viven en zonas con alto nivel de contaminación tienen un cerebro menos resistente»

¿Cómo influye la contaminación?
Hemos hecho estudios epidemiológicos en los que vemos que las personas que viven en zonas con alto nivel de contaminación tienen problemas que eran conocidos -más asma- pero también un cerebro menos resistente. De igual forma que el tabaco acaba afectando a nuestra salud, la contaminación es algo que el cuerpo tiene que ir filtrando y no siempre lo hace con éxito.

¿Qué nuevos tratamientos se ensayan, en qué participa la Fundación Pasqual Maragall?
Hay más de 150 ensayos clínicos en marcha en el mundo. Algunos siguen la misma estrategia que el medicamento que se aprobó [en 2023 en tres países], atacan a las placas de proteína beta amiloide, otras estrategias tienen que ver con la proteína tau, otras con el control de la energía en las neuronas... La ciencia requiere su tiempo, pero tendremos una panoplia de estrategias para combatir el alzhéimer.

Pero en todos los casos ralentizan el desarrollo, no evitan la aparición.
En este sentido, hay tres cosas que se pueden hacer. Uno, evitar que la enfermedad aparezca y con esa estrategia hay varios tratamientos; dos, frenarla cuando ya ha aparecido y eso es lo que intenta este fármaco que se ha aprobado [en China, Estados Unidos y Japón], tras un ensayo clínico en el que participan personas con diagnóstico y, ahora, también hay ensayos en los que participan personas en riesgo, que aún no tienen la enfermedad, pero sí la neurodegeneración. Sobre la tercera cosa, que es curar, no hay nada que nos haga pensar que vaya a ser posible. Una vez que la neurona ha muerto no sabemos resucitarla, pero aunque supiéramos, no sabemos almacenar en esa neurona las mismas memorias que había antes. Por lo que la estrategia que parece más prometedora es la de la prevención.

Somos capaces  de detectar el alzhéimer con 15 años de antelación a los síntomas»

¿Por qué diría que se sigue estigmatizando el alzhéimer?
Yo diría que por dos motivos. En primer lugar, porque el estigma llevaba un cierto desprecio. Lo llamábamos demencia senil y que era normal, pero no lo es: a los 90 años hay un 41% de la población con algún diagnóstico de demencia, pero casi el 60% no. Se puede llegar con buena salud cerebral y es el primer ámbito en el que hay que intervenir. El segundo es algo más sutil. Reñimos a nuestro abuelo cuando nos repite por cuarta vez en una mañana la misma cosa y hay que cambiarlo: no es pesado, no hay culpa, sino un problema equivalente al de un diabético que no puede segregar insulina. Reñir es destructivo, pero lo hacemos porque, al ser cerebral, es un poco su culpa. 'Se está dejando'. Y no es así.