* Este reportaje salió publicado en la edición impresa de Diario de Burgos el 27 de marzo de 2016.
Adora su ciudad, las calles que lo vieron crecer, aquellos lugares en los que se refugiaba del tedio para dar rienda suelta a sus placeres secretos, los libros y los discos. «Mi padre ponía Beethoven en casa y yo me escapaba a comprar a The Platters y a Elvis», evoca mientras le reconocen y saludan aquí y allá. «Eres Carlos Tena, ¿verdad?», le dicen quienes no han podido olvidar a este hombre de cultivada melena y mirada aguileña que durante años se encargó de llevar a sus hogares la mejor música a través de programas de televisión que forman parte de la memoria sentimental de varias generaciones. Jubilado desde hace unos años, y de nuevo fijada su residencia en España (a caballo entre Ronda y Madrid) tras vivir varios años en La Habana, Carlos Tena sigue siendo el mismo entusiasta de aguda inteligencia que lo mismo analiza con lucidez la realidad de su país que disecciona como el mejor cirujano el último trabajo de Neil Young. Es un animal social.
Al contrario de lo que se podría pensar de alguien que creció en el Burgos de los años 50 y 60, todos sus recuerdos están relacionados con la libertad. «No era una lucha en plan Pablo Iglesias, que es tan teatral y tan joseantoniano, sino más profunda. Lo hacíamos trabajando, haciendo a la gente pensar». Tuvo mucho que ver el hecho de que fuese alumno de Luis Martín Santos, el 'viejo y afónico profesor', «uno de los grandes filósofos españoles.Con él hacíamos homenajes a la escuela peripatética. Aquello era un oasis. Fueron años fascinantes». Como con cuatro años había roto la radio de su padre porque quería saber quiénes hacían aquellos sonidos que lo hechizaban, huelga decir que fue un adolescente enfebrecido por la música, una esponja que lo quería escuchar todo. Y que lo escuchó todo. «Siempre he estado loco por la música. Ha sido lo mejor de mi vida. Me ha ayudado a vivir».
Carlos Tena, creador y presentador de programas musicales burgalés. - Foto: Alberto RodrigoAsí que siendo aún un mozalbete casi imberbe se convirtió en una enciclopedia musical, lo que le abrió de par en par las puertas de Radio Popular, donde empezó a hacer sus pinitos con 18 años y se le abrió un mundo infinito al descubrir la discoteca de la emisora. «Aquello era maravilloso. ¡Me pasaba horas grabando discos con un magnetofón! Empecé a cumplir mi sueño, pero mi padre murió y tuve que irme a Madrid. Empecé Medicina pero acabé haciendo Periodismo. Sentía que lo mío era la radio». Hasta que un día quiso conocerle un periodista que había leído alguno de los textos que escribía sobre música y cine. Un tal Luis del Olmo. «Y me convertí en 'negro' de Luis, luego de José Luis Uribarri, hasta que saqué el número uno en una oposición de Radio Peninsular y me convertí en fijo de Radio Nacional de España y de TelevisiónEspañola.Y ahí empezó todo».
Ahora se asustan por unos titiriteros. ¡El fiscal general del Estado me pedía 10 años de cárcel por emitir a Las Vulpes!"
Ese todo al que se refiere Tena es una carrera meteórica, intensa, rica en vivencias y fundamental para una sociedad como la española de la época, que tuvo en la música una de las principales vías para expresar su cambio más radical en décadas. Carlos fue un pionero. Un tipo audaz. Se presentó a finales de los 70 con 'Popgrama'. Le seguirían más: 'Caja de ritmos', 'Pop que', 'Auambabulubabalambanbú', todos recordados con nostalgia. En la actualidad, La 1 emite un programa titulado 'Ochéntame otra vez' en el que Carlos Tena, que cita con cariño a su directora, Paloma Concejero, sale con frecuencia. «En aquellos comienzos me ayudó mucho Diego A. Manrique, que siempre fue un hombre muy curioso y un melómano tremendo, además del mejor crítico de música que ha habido nunca en este país».
Así, Carlos Tena se convirtió en el principal vocero de La Movida. «Lo que más gracia me hacía era la gran ingenuidad que había. Yo diría que gigantesca.Hacían lo que les daba la gana. Se ha dicho que fue el PSOE el que preparó todo aquello. ¡El PSOE no tenía imaginación para hacer algo así! ¡Era imposible! Fue por generación espontánea. Y había que sacarlo por la tele porque era una especie de arcoiris brutal de ritmos, de planteamientos artísticos, de voces... Daba igual si se cantaba bien o mal o si las letras era buenas o malas. ¡Era la libertad en su máxima expresión! Aunque luego sólo siguieron unos pocos -Radio Futura, Alaska, Mecano y compañía- quedó un poso inolvidable. Basta ver los vídeos de entonces. Ahora se asustan por eso de los titiriteros... ¡A mí el fiscal general del Estado me pedía diez años de cárcel por programar a Las Vulpes cantando 'Me gusta ser una zorra! Me acuerdo que el director general de TVE, José María Calviño, me llamó a su despacho después de la polémica de Las Vulpes preguntándome si tenía algo parecido. Y le dije que sí. Que se llamaban Siniestro Total. Le puse dos vídeos que tenía de ellos, 'Sexo chungo' y 'Me pica un huevo', y Calviño se meaba, pero se meaba físicamente diciendo: ¡Esto es la bomba, esto es la bomba! Mira qué eres cabrón, pero esto es divertidísimo! A partir de entonces Calviño me quiso fichar para el Canal 10 que llevaba él en Londres, porque era empresario».
¿Anécdotas como ésta? Miles, aunque su radical independencia y su libérrima manera de trabajar le causó no pocos quebraderos de cabeza. «Siempre tuve claro que si me censuraban, dimitía. Y he dimitido mil veces, de radio y de televisión. Yo siempre he dicho y hecho lo que me ha dado la gana.Si me ponían al frente de un programa era con todas las consencuencias». En cierta ocasión, durante el programa 'A la Luna, a las dos y a las tres', programa de RNE que se emitía de madrugada, le dijo a la presentadora que le iba a hacer el amor sobre la tumba de Franco. «Se bloqueó la centralita. Me llamaron de todo. Lo hice a propósito porque querían hacerme imposiciones y fue la manera de liquidar el programa». Con un par.
Los artistas son psicópatas. Necesitan aplausos para vivir. El olvido es el mono que te da la droga del aplauso"
De La Movida habla maravillas de Fernando Márquez, El Zurdo, líder de Kaka de Luxe, Paraíso y La Mode, «el mejor letrista de la época. Tenía muchos enemigos, pero era el tipo más culto de La Movida.También el más inteligente, talentoso, tímido, huidizo, sensible. Suya es la que creo que es la mejor canción de entonces: Para ti. Es emblemática. Mucho más que La chica de ayer de Nacha Pop». Siempre sincero, admite que bandas como los Pegamoides (que lideró Alaska) nunca le gustaron. «Me pareció un grupo de guateque. Divertido, sí, pero no me decía nada. Y Alaska es una persona muy inteligente y muy culta».
Carlos Tena acabó harto de la tele. En el año 2000 entabló relaciones con el Ministerio de Cultura de Cuba, que estaba interesado en contar con sus servicios, pese a que en el 84 había sido expulsado del Partido Comunista. Y para La Habana que se fue. No había vuelto desde que en 1980 rodara allí para el programa 'Música, maestro'. Y fue feliz en Cuba, país que cuenta con su absolución a todos los niveles. No así España, con la que es crítico. Mucho. «La democracia de partidos tiene ventajas aparentes, pero grandes defectos que se están notando ahora. Los partidos no mandan: mandan el FMI, el Banco Mundial... Lo que está pasando ahora en España es divertido. Hay que verle el lado cómico a todo este esperpento. Pero todo tiene un aire teatral, hasta la cara de Rajoy o el pobre Pedro Sánchez haciendo de estatua. Tiene un aire cómico. En la II República había unos parlamentarios del carajo que hablaban divinamente, fueran de izquierdas o de derechas. El Pablito y los demás... Nada. Yo a Pablo Iglesias le llamo el Bisbal de la política. Han hecho un 'Operación Triunfo' y la ha ganado él. ¿Quién ese Pablo Iglesias? Un tipo en cuya tesis doctoral dice que Zapatero es un referente progresista global... Hay que dudar de su capacidad intelectual». Sin pelos en la lengua, Tena.
Artistas. El catálogo de anécdotas de Carlos Tena es infinito. Es lo que tiene haber entrevistado a todo dios durante años de frenética creación musical, de Bob Marley a Queen pasando por Springsteen. Y se ha topado con artistas normales, como Brian May (guitarrista de Queen), Rod Stewart o ese genio que fue Brian Ferry (líder de Roxy Music) «que me pidió perdón por llegar tarde a la entrevista. Vamos, no le besé en la boca porque no soy Pablo Iglesias», pero también con algunos excéntricos y bien desagradables, como Lou Reed «que siempre estaba colgado» o Bob Marley, «a quien entrevisté en Ibiza. Y fue un desastre. No entendía nada. Le preguntaba por asuntos concretos y se iba por las ramas. Luego supe que se había fumado un canuto como un paraguas. Normal. Años después volé a Kingston para entrevistar a su viuda. Y fue bajar del avión y sentir un intenso olor a marihuana. Aquello era así».
El diagnóstico, después de tantos años de experiencia, es claro: «Los artistas están todos locos. Son psicópatas. Porque necesitan aplausos para vivir. Se llamen Springsteen, se llamen Sabina, se llame quien sea. Están pendientes de un aplauso. El olvido es el mono que te da la droga del aplauso». Nadie ha olvidado, sin embargo, a Carlos Tena. Un tipo grande de verdad. Un lujo.