¿Campanas al vuelo?

R. PÉREZ BARREDO
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La Unesco decidirá en dos semanas si declara Patrimonio Inmaterial de la Humanidad el repique de campanas. Un informe lo avala positivamente. En la Asociación de Campaneros de Burgos reina la esperanza

Máximo y Aurelio, campaneros de Las Quintanillas, en la torre de la iglesia de ese pueblo. - Foto: Patricia

«Lo importante es que no se pierda», dice Aurelio acariciando una de las cuatro campanas de la torre de la iglesia de su pueblo, Las Quintanillas, con ternura, como si fuera alguien querido. Habla de la tradición del repique como medio de expresión y comunicación, de ese lenguaje, de su música atávica. Tiene 83 años. Lleva desde los doce tañendo campanas; antes lo hizo su padre; y antes, su abuelo. «Es un arte, no creas. Hay que tener oído», apunta sonriendo y canturreando el toque de tentenublo, aquel que se empleaba para alejar el pedrisco cuando el cielo amenazaba tormenta. Dentro de un par de semanas se sabrá si la Unesco declara al repique manual de campanas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.Y en la Asociación de Campaneros de Burgos que preside Chema Bombín están esperanzados, ya que han sido informados de que el comité que evalúa las candidaturas ha valorado muy positivamente la propuesta. 

Y lo hace en términos que mueven a la ilusión. Y no es para menos. «La propuesta cumple con los criterios para su inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad». A lo largo de los siglos, recoge el citado informe, «el repique de campanas se ha utilizado como medio de expresión y comunicación, cumpliendo una serie de funciones sociales: transmisión de información, coordinación, protección y cohesión. Los mensajes codificados así transmitidos son reconocidos por las diferentes comunidades y contribuyen a estructurar la vida local». Y subraya que todos sus elementos (campanas, campaneros, torres y campanarios) «convergen para crear un rico repertorio en los dominios religioso y civil para marcar diferentes momentos del día, alertar a la población en caso de incendio o inundación y anunciar funerales, decretos u otras noticias. El repique de campanas también juega un papel central en los eventos, celebraciones y espectáculos locales. La práctica se transmite a las generaciones más jóvenes a través de campaneros y de colectivos y asociaciones que, además de su labor de documentación e investigación sobre la práctica, tocan las campanas y transmiten, enseñan y difunden este arte tradicional». 

Destaca, asimismo, que la mayoría de las personas que transmiten este saber hacer son jóvenes que buscan captar nuevos adeptos para perpetuar esta práctica, amén de su labor de documentación e investigación sobre la práctica, hacen sonar las campanas y transmiten, enseñan y difunden este arte tradicional. 

El expediente elevado al organismo internacional recoge profusa información sobre los esfuerzos de salvaguardia pasados y en curso que han sido realizados principalmente por profesionales, portadores y asociaciones, así como el inventario de campanas y la creación de grabaciones acústicas; acciones de promoción, como acciones de sensibilización en las escuelas. De igual manera, se destaca la importancia que la declaración tendría para las localidades que han conservado esta tradición secular hasta nuestros días: «La inscripción aumentará el interés de las generaciones más jóvenes, quienes podrán familiarizarse con su patrimonio, lo que estimulará la identificación y salvaguarda de otras manifestaciones culturales. A nivel nacional, la inscripción sensibilizará sobre la importancia de salvaguardar prácticas similares pertenecientes al mundo del sonido y la comunicación y alentará a otras comunidades a identificar su propio patrimonio cultural. A nivel internacional, la inscripción destacará esta actividad como una manifestación arraigada en la comunidad del patrimonio cultural inmaterial que está abierta al mundo y a diversas comunidades. La inscripción también fomentará el diálogo entre las diferentes comunidades campaneras fuera de España».

«Sería muy importante». Máximo, que también ha sido campanero toda la vida, considera que el reconocimiento sería muy importante. «Todo lo que sea bueno es bienvenido», apunta aferrando la mano a una de las cuerdas con las que se da vida a este sonido ancestral. Tiene 79 años. Y su abuelo también fue campanero. «Y digo yo que algo se pega. Esto te tiene que gustar. Y tener oído y ritmo». Chema Bombín tiene esperanzas. «El fin principal de la Asociación de Campaneros de Burgos consiste en la conservación del patrimonio que sustenta y hace posible el toque manual de campanas, entre cuyos elementos se encuentran, entre otros, las propias campanas, los yugos y demás elementos que física y mecánicamente las conforman y hacen posible su uso para aquel fin; también todas las estructuras, que aunque no formen parte de la propia campana colaboran en el toque, haciendo que este cumpla la misión para la que se usa desde tiempo inmemorial y que ha sido desarrollado a través de siglos por todos los campaneros, que no sólo tocaban, sino que también construían y mantenían todos elementos necesarios para su uso y que son, por ejemplo, la propia torre, el espacio donde se encuentran las campanas, conformado como caja de resonancia, con elementos como la madera, la piedra...; la orientación y aberturas por donde el sonido se trasmite, los elementos auxiliares como las escaleras, las cuerdas y sistemas de impulso de las campanas y otras más».

Además, explica que la Diputación de Burgos «ha puesto toda la carne en el asador». En este sentido, el colectivo que preside está trabajando conjuntamente con la Diputación de Burgos «a través de la  Unidad de Cultura, cuyo trabajo y empeño extraordinario pretende dirigir su labor a conservar y divulgar la tradición; por eso, enseguida tomó cartas en el asunto, interesándose paulatina y progresivamente en nuestra labor».  En el momento actual, la Unidad de Cultura ha puesto en marcha un grupo de trabajo conformado por tres partes interesadas: Delegación de Patrimonio del Arzobispado, Diputación Provincial y Asociación de Campaneros,«de cuyas reuniones y premisas se van obteniendo objetivos entre los que se encuentra uno que ya se ha puesto en marcha, consistente en la formación de un grupo de expertos que se dedica a la recopilación sobre el terreno de todos los elementos relacionados con el toque tanual  de campanas y por supuesto los propios toques, visitando en todas las localidades de la provincia a los campaneros y campanarios».

También, subraya Bombín, se trabaja en la confección de un 'Protocolo de Intervención en Torres' para dirigir a los posibles técnicos y trabajadores, así como instituciones, que vayan a realizar obras, reformas o instalaciones en estos entornos para evitar las acciones que pudieran dar lugar a imposibilitar el toque manual de campanas. Paralelamente, la Asociación de Campaneros también tiene intención de disponer próximamente de una persona «que realice también este trabajo por el resto de la provincia, evitando en la medida de lo posible la desaparición de más vestigios de esta tradición, en una lucha contra el tiempo».

Para el alcalde de Las Quintanillas, Eduardo Munguía, que ha proyectado un centro de interpretación de las campanas en el pueblo, «si se produce la declaración, le dará el impulso definitivo. Las administraciones tendrán que volcarse. Y Las Quintanillas sería un referente.Creo que se ha demostrado que es una candidatura seria. Para el pueblo sería importantísimo», apostilla el regidor.En este sentido, Chema Bombín crre que la creación del Centro de Interpretación del Toque Manual de Campanas, cuya ubicación sería la torre de la Iglesia de Las Quintanillas, hubiera «copias de todo este material, el existente y el que se vaya recogiendo y elaborando; que se conserve allí y pueda ser consultado por técnicos, estudiosos, aficionados y curiosos interesados en este apasionante mundo, que ha impregnado la conciencia de una sociedad durante milenios, haciendo de un medio de comunicación ahora un recuerdo entrañable para muchos y un elemento de la cultura insustituible y necesario de conservar y trasladar a las nuevas generaciones», concluye.