Pequeñas casitas cubiertas de blanco, galletas de jengibre, muñecos de nieve, piruletas y bastones de caramelo... Todo ello da forma al Parque de la Navidad, un trocito de Laponia que durante estas fechas se exhibe en el parque de los Padres Paúles de Tardajos gracias a una veintena de vecinas que estos últimos meses ha trabajado por recrear el pueblo de Papá Noel.
Tirando de imaginación, y con la premisa de utilizar materiales reciclados, fueron creando las estructuras de los edificios, como las viviendas, la iglesia o un pajar. «Para dar a todo ello más consistencia revestimos cada uno con cemento y telas, lo que nos ha permitido crear diferentes texturas en las fachadas. Después los pintamos», detalla sobre el laborioso proceso de cada pieza Soledad Barrionuevo, la técnico de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Tardajos.
En este Parque de la Navidad también aparecen unos niños jugando en torno a un fuego, un gato apostado sobre el tejadillo de una casa, o una campana dentro de la torre. «Está hecha con una cápsula de una máquina de café», cuenta una de las artífices de esta curiosa iniciativa, Asunción Tobar, que también confiesa que la nieve de uno de los tejados se ha conseguido gracias al interior de un pañal de bebé. «Hacemos mucho gastando poco», añade Mar Varona sobre el poblado al que no le falta detalle. «Ese árbol de Navidad se ha hecho uniendo dos piñas y se ha decorado», cuenta. También hay flores que nacen de latas de cerveza, bases hechas con botellas o mariquitas a partir de un blíster de pastillas.
Este interés por decorar el pueblo en Navidad surgió en el 2022, cuando un grupo de vecinas se reunió para recrear el portal de Belén, que se puede ver en la plaza del Ayuntamiento. Hicieron las figuras partiendo de madera reciclada y le cogieron el gusto a reunirse para dar rienda suelta a su creatividad. «Pidieron seguir haciendo cosas y así surgió este grupo de manualidades, al que tenemos que buscar otro nombre», bromea Barrionuevo, que explica que en el 2023 crearon las figuras de los Reyes, un elfo y un Papá Noel, que este también están frente al Ayuntamiento.
Socializar. De las 10 mujeres que comenzaron ahora son 20, y también se han ampliado las horas del taller hasta 8 divididas en dos días, los martes y jueves, en el antiguo teleclub. «Y no nos da tiempo a hacer todo lo que queremos», cuenta Mar Varona, que relata que gracias a esta iniciativa sale de casa. «Más que hablar, nos reímos y divertimos mucho». Y es que este taller es una forma de socializar, una excusa para relacionarse a través de la creación. «A veces tomamos café, si es el cumpleaños de alguna trae galletas...», relata Patricia Pons, auxiliar de Cultura y Turismo y que junto a Soledad organiza este taller, en el que todas aportan ideas.
Aunque los últimos meses del año se centran en la Navidad (también han adornado con lazos la fachada del recién estrenado espacio de usos múltiples), no paran de producir, solo descansan en julio. «Creamos elementos para una ruta a Obrígula, como una vasija romana, paneles informativos u otras señales; y también decoración para Ruréfilos», enumera Barrionuevo, que adelanta algunos de sus próximos trabajos: pintar las mesas para la futura ludoteca y la adecuación de la fuente del Val.
Y el pueblo agradece su labor. Distinguieron a este grupo en la última fiesta de las Águedas, y también en las de verano tuvieron un recuerdo para ellas por su dedicación. «Ver que gusta lo que hacemos también nos motiva».