El futuro de la gasolinera del paseo de Fuentecillas, frente a la Farmacia Militar, está en el aire. La Junta de Gobierno Local acordó ayer rescindir el contrato con la empresa Cepsa, que la ha venido gestionando en los últimos 25 años, y hay dudas sobre si se mantendrá esta actividad o la parcela en la que está ubicada se destinará a otro fin.

Frente a lo que pudiera parecer, se trata de un negocio del Ayuntamiento, que es el que compra y vende el combustible, el dueño del suelo y el que paga a los trabajadores, que forman parte de la plantilla del personal laboral municipal. La petrolera pone los depósitos, los surtidores y la oficina, pero no gestiona la estación de servicio. En un contrato firmado entre el Consistorio y la compañía hace 25 años, cuando se decidió desmantelar la gasolinera de la estación de autobuses de la calle Miranda para establecerla en la ciudad, se materializó esta fórmula de colaboración público-privada. 

Ahora el Ayuntamiento rescinde ese contrato al tiempo que ha decidido desestimar la compensación económica que solicitaba la empresa por un importe de 188.300 euros en concepto de inversión pendiente de amortización y también la petición de prorrogar el contrato por 18 meses. «Hemos iniciado ya el procedimiento para finalizar con esa concesión», indicó la portavoz del equipo de Gobierno, Andrea Ballesteros. 

Queda saber el futuro de los tres trabajadores de la estación de servicio al ser personal laboral fijo municipal, aunque lo más seguro es que sean destinados a tareas en la estación de autobuses de la calle Miranda, que es el servicio al que están adscritos.

Por otro lado, la Junta de Gobierno Local ha desestimado el recurso de reposición interpuesto por la UTE del centro cívico Oeste contra el acuerdo para la resolución del contrato. La modificación del proyecto está prácticamente terminada a falta de informes de las áreas y se licitará el próximo año.