Dos burgaleses en una serie de RTVE: David Pérez Sañudo y Beatriz López-Nogales, dos nombres cada vez más habituales en los grandes proyectos del cine y la televisión. El primero se encarga del guion y la compositora de la música de Fuerza de paz (también de RTVE) y el corto Artesanía (de Sañudo) es quien se ha encargado de crear la banda sonora de Detective Touré, comedia policíaca que se estrena esta noche a las 22:50 horas, en La 1.
Para una serie con persecuciones, rodada en las calles de Bilbao y repleta de humor, Beatriz López-Nogales ha creado una música «colorista, llena de percusión, instrumentos de cuerda y elementos del trap», resume. «Comparada, por ejemplo, con Fuerza de paz hemos utilizado una perspectiva totalmente diferente. Allí pensamos en una música más europea por la idea del conflicto, y aquí sin embargo hemos querido jugar con una gama musical llena de color y acorde a la personalidad extrovertida del protagonista».
La historia que narra la serie Detective Touré es la un inmigrante guineano sin papeles y asentado en Bilbao que se gana la vida como improvisado detective de poca monta. Por sus mañas y talante, poco a poco se ganará la confianza de la Ertzaintza mientras se adentra en complejas investigaciones llenas de peligros. Malcolm Treviño-Sitté, un actor de origen guineano que llegó a España con 10 años y lleva más de 20 actuando, da vida al primer protagonista negro de una serie española. La comedia de seis capítulos está basada en las novelas de Jon Arretxe.
Para poner música a esa acción por el barrio bilbaíno de San Francisco López-Nogales ha vuelto a contar con el chelista Aldo Mata y la voz de la también burgalesa Lara Vizuete. Y como en el corto Artesanía, incorpora el pandero cuadrado que interpreta David García el Indio, de Vetusta Morla, entre otros muchos instrumentos: «Para la percusión están además las congas o las cuicas. Y como es una serie policíaca, para la parte de la investigación tenemos las secciones de cuerda», recalca la compositora, que se ha divertido combinando las dos tramas de la serie: la de la comedia y la de la acción investigadora. «Hacerlo manteniendo la coherencia estética de la música ha sido un reto, pero me lo he pasado fenomenal. Tenía ganas de una comedia. Pero ha sido complicado saber cuándo romper el ritmo sin perder las sonoridades que van con la personalidad del protagonista», añade.
Aunque le entusiasma, la parte más difícil ha sido la que conlleva trabajar durante todo un año mientras se rueda la serie: «Es un procedimiento coral, con todos los departamentos del audiovisual muy unidos. Una decisión de montaje o de dirección afecta a todos, y como la música cambia y resignifica las secuencias, requiere una comunicación estrecha. Eso a mí me encanta, porque no es solo tu criterio el que predomina, sino algo mucho más grande», recalca.