'¿Truco o trato?' es el lema de la campaña que desde el próximo lunes y hasta el 17 de junio vestirá las farolas, mupis y paredes de los centros cívicos y de acción social, así como de otros espacios municipales, para alertar de que mujeres que se ofrecen para trabajar en el servicio doméstico o para cuidados en el ámbito privado -de mayores o niños, por ejemplo- reciben como respuesta «llamadas de hombres» que les ofrecen realizar «favores sexuales» a cambio de dinero. «Y puede ser la puerta de entrada a la prostitución, como alternativa a su precariedad», lamentaba ayer la portavoz de las Adoratrices, Consuelo Rojo, antes de subrayar que «por eso es importante poner sobre la mesa la existencia de mecanismos de captación que se utilizan para proponer a mujeres en situación de vulnerabilidad la explotación sexual no comercial».
Las Adoratrices promueven esta campaña en colaboración con el Ayuntamiento, porque, según dijo la portavoz del equipo de gobierno y presidenta de la Gerencia de Servicios Sociales, Andrea Ballesteros, «es muy importante desenmascarar este tipo de engaños», como paso previo «a la entrada en prostitución o en el abuso».
De ahí que las dos partes coincidieran en que el lema tenía que ser el reclamo '¿Truco o trato?' para evidenciar y visibilizar «las violencias enmascaradas que se ejercen en la búsqueda de un empleo real».
Las religiosas Adoratrices tienen una larga experiencia en el trabajo en contextos de prostitución y trata de personas, por lo que en Burgos gestionan el proyecto Betania, también en colaboración con el Ayuntamiento, mediante el que actúan en diversos ámbitos con mujeres en estas situaciones o en riesgo de estarlo. Y, así, han constatado que «la mayoría son mujeres racializadas, muy vulnerables y que han vivido violencia sexual, física, psicológica, social y, a veces, también política».
Para esas personas con las que trabajan las Adoratrices a través del proyecto Betania, el empleo es la «alternativa real» a la prostitución, tanto para quienes ya han empezado a ejercerla como para quienes están en riesgo. Y, según Rojo, «asombra que cada vez llegan más casos a las entidades sociales; casos de mujeres contactadas para empleo doméstico, pero que acaban en situación de abuso». Sin embargo, matizó que no saben si este hecho se debe a que hay un incremento real de este tipo de situaciones o a la mayor sensibilización y concienciación hacia ello. «Sabemos que siempre ha existido, pero últimamente se pone sobre la mesa y, desde luego, hay más concienciación», dijo, afirmando que sí le consta que algunos casos se han denunciado en Comisaría.
Las causas por las que una oferta para desarrollar un trabajo en el servicio doméstico o en el ámbito de los cuidados acaba derivando en favores sexuales y/o inicio de prostitución son varias, pero Rojo destacó que lo facilita el hecho de que las mujeres candidatas para esos empleos tienen necesidades económicas urgentes y dificultades de acceso al mercado laboral. «Y, así, la violencia se vende como una presunta ayuda o favor, se reviste de bondad y dificulta que puedan detectar que se están vulnerando sus derechos», subrayó Rojo.
La campaña, que se presentó ayer en el Ayuntamiento, incluye también vídeos para redes sociales y pantallas ubicadas en distintos puntos de la capital. Se han invertido 11.833 euros, financiados mediante el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.