Burgos conserva algunas de las fortalezas que marcaron la historia del Reino de Castilla. De distinta época, fueron levantadas con signo militar en algunos casos y como ejemplo de riqueza y poder en tantos otros. Dispersos por la amplia geografía burgalesa, varios siglos después de su construcción se erigen más de una decena en perfecto estado que, para gusto o disgusto de sus creadores, han dado un giro de 360 grados a la intención con la que fueron creados.
El castillo de Olmillos de Sasamón es apreciado por muchos como «el más bello» de toda la provincia. En sus paredes se esconde buena parte de la historia de Castilla. Fue construido durante la segunda mitad del siglo XV por un judío converso: Pedro de Cartagena, oriundo de una familia judía de origen aragonés, ‘los Leví’, que hubo de cambiar el apellido por el de Cartagena; nominativo con el que fundaría uno de los mayorazgos más poderosos de estas tierras.
Construido como palacio señorial de los Cartagena, el castillo cuenta con una planta rectangular y pequeñas torres en perfecto estado de conservación. Asimismo, en sus muros se aprecian una serie de blasones con el motivo de la familia: la Flor de Lis Seis siglos después, es uno de los hoteles más elegantes de toda la provincia. Así lo acreditan las cuatro estrellas que prenden de la fachada principal. El uso hostelero del castillo es el último de una larga lista que ha hecho que por las paredes del mismo hayan pasado familias nobiliarias como los Valoria, los duques de Gor y la familia Arteche.
Hotel
En 2003, la pequeña fortaleza fue adquirida por Jusef Nasser Eddin, quien hubo de dar continuidad a las obras cuidando las recomendaciones de Patrimonio. Tras una inversión que superó los 3 millones de euros, en la primavera de 2005 abrió sus puertas de nuevo convertido en un lujoso hotel. Las dependencias medievales se tornaron en 28 habitaciones que hoy disponen de conexión a internet y que solo conservan los muros y las paredes de sus anteriores moradores.
Nueve años después de su apertura, el hotel solo abre sus puertas en primavera y verano, ya que permanece cerrado de octubre a abril por ausencia clientes.
Se vende
El majestuoso castillo de Lezana de Mena busca dueño. El último descendiente de la familia de Los Velasco decidió hace ahora un año vender la fortaleza por un módico precio: 3 millones de euros. Situado en el Valle de Mena, su torre es una de las mejores conservadas de toda la provincia de Burgos, y una de las que más llama la atención por su complejidad y dimensiones.
Cuentan las crónicas que la torre fue construida por Los Angulo, si bien el recinto pasó a manos de Los Velasco que hubieron de mantener el castillo hasta la actualidad. El último heredero de esta familia nobiliaria, Eduardo Gil Lang, reconoció en declaraciones a Ical «lo mucho que le ha costado tomar la decisión de desprenderse del castillo». Una decisión que tomó hace ahora doce meses y que ha llevado a Lezana de Mena a copar titulares en diversos medios internacionales.
«Lo pusimos en venta y pronto vimos como muchos medios se hacían eco de la noticia», declaró Gil Lang, consciente de la repercusión mediática que puede tener la venta de un Bien de Interés Cultural (BIC). «Hasta la prensa china se ha hecho eco, nos han llamado de todo el mundo».
Empresarios americanos, un príncipe austro-húngaro, multimillonarios asiáticos, familiares de indianos y un magnate árabe son algunos de los potenciales compradores de un castillo que cuenta con una superficie construida de 600 m2 y 100 más de terraza en cubierta, todo en una finca de 22.000 m2 en la que se ubican frutales, un riachuelo y hasta un bosque de robles. Sin comprador definitivo, Gil Lang confía en que las conversaciones con un magnate árabe «lleguen a buen puerto».
Lujo en piedra
El propietario del castillo de Lezana de Mena no se lo pensó dos veces a la hora de dar a conocer su particular tesoro. Echó mano de las nuevas tecnologías y creó la página web http://www.castilloenventa.es/ para anunciar la venta. Un ascensor con cuatro paradas, calefacción, aire acondicionado, una piscina climatizada, wifi y teléfono vía satélite son algunos de los atributos de un fortín que suma, además, patio de armas y puente levadizo. Un castillo del siglo XV acomodado a las demandas del XXI.
Por su tamaño y complejidad fue catalogado como BIC de carácter singular, quedando exento de pago de impuestos. Fue deshabitado poco antes de la Guerra Civil.
Tierra
Fortalezas o defensas se repitieron desde el siglo IX hasta finalizada la Reconquista por buena parte de la geografía burgalesa. Para hacer frente a la invasión musulmana, al igual que sucediera con otras tierras, se poblaron de innumerables masas pétreas. Un conjunto de fortalezas que dieron nombre al Reino de Castilla- tierra de castillos- a tenor de los centenares, sino miles que hubieron de apoyar las líneas defensivas del ejército cristiano.
En el caso burgalés, se enumeran más de medio millar. Desde las tierras de Medina de Pomar, hasta las cercanas a Palencia, pasando por las fortalezas que se construyeron a orillas del Arlanzón en tiempos de Fernán González, el castillo que hubo de coronar a la ciudad de Burgos y las dispersas torres y construcciones de la zona de la Ribera. Un número indeterminado de los que, siglos después, apenas se mantienen en pie dos decenas.
Según se recoge en un estudio realizado por Basilio Osaba, las guerras contra el invasor, luchas nobiliarias y los estragos de la naturaleza fueron los causantes de que muchos de aquellos majestuosos castillos se encuentren solo en el imaginario colectivo.
Los imaginados
Junto al puente que se sitúa sobre el río Duero en la localidad de Aranda existió una torre fortificada de la que hoy pueden verse los muros. Lo mismo sucede en Belorado, localidad en la que existen noticias de la existencia de un castillo de comienzos del siglo XII, que fue apoderado por Alfonso ‘El Batallador de Aragón’, y del que solo pueden contemplarse las ruinas.
Más renombre tiene el de Burgos, edificado por el fundador de la ciudad Diego Porcelos en el año 884. Las crónicas de la época narran como la fortaleza se mantuvo intacta hasta el siglo XVII, si bien a comienzos del XIX comenzó una etapa de decadencia que culminaría con la voladura del mismo a manos de las tropas napoleónicas el 13 de junio de 1813.
De algunos solo quedó el esqueleto. Éste es el caso del de Castrovido, una antigua fortaleza romana, después medieval, elevada sobre las tierras de la localidad. La misma suerte corrió el de Castrojeriz, hoy algo recuperado por la labor de varios mecenas. Muy cerca de este último se levantó una fortaleza en Castrillo de Matajudios, hoy desaparecida.
El tiempo ha guardado la silueta del castillo de Frías, levantado primero por los romanos y derruido después por los árabes. Reconstruido por el Duque de Frías, en la actualidad se halla muy deteriorado, aunque guarda la esencia de la fortaleza que fue. Nada que ver con el cercano de Miranda de Ebro, mandado edificar por el conde don Tello como punto estratégico, y del que hoy no queda vestigio alguno.
La poderosa familia de Los Rojas sumaron numerosas fortalezas a lo largo y ancho del mapa burgalés. En Poza de la Sal aún se elevan sobre un peñón los restos ruinosos del castillo que fuese levantado en el siglo IX. Época similar en la que la Orden de los Templarios mantuvo la custodia de la fortaleza que se encontraba junto a la muralla de Sasamón.