Ismael Peña (Segovia, 1936) bromea diciendo que cuando era pequeño le tocó jugar con juguetes de la Edad Media: «Jugábamos con el hambre y con cachivaches hechos con corteza de los pinos, al chito o a las tabas». Pero no fue eso lo que le llevó a iniciar la colección que hoy le permite contar con 2.700 objetos que han marcado las infancias de niños y niñas desde el siglo XIX. Fue al regresar a España en 1970 tras una década en Francia cuando se dio cuenta de que lo popular aquí se estaba perdiendo. Y mientras presentaba en la tele un programa de música para niños (Ismael y la banda de Mirlitón) fue reuniendo instrumentos (tiene más de 1.000 y algunos se mostraron en Burgos este verano); marionetas (con las que Cádiz ha abierto un museo); botijos pintados por artistas como Dalí, Úrculo o Canogar (y que vieron 24.000 personas en el arco de Santa María), y bordados y encajes.
La exposición El mundo del niño que ayer fue inaugurada en la sala del Teatro Principal permite jugar con los recuerdos. En algunos casos para decir aquello de «¡anda!, yo jugaba con eso» y otros para saborear otras infancias o volver a las de antaño.
Hay coches de hojalata para conducir desde dentro, carros de caballo, muñecos alemanes de más de medio metro, casas de muñeca del tamaño de un minipiso, recortables, rompecabezas, juegos de mesa, triciclos de madera, bolos con forma de pingüinos, muñecas de porcelana, bingos, juegos de cartas... De tan añejos son piezas de arte que además conservan la pátina del uso. Solo faltan en la sala las voces y las risas de los más pequeños, correteando con alguno de esos trebejos, vestidos ellos con pantalones cortos y ellas con vestidos llenos de lazos.
Hay juguetes fechados desde el siglo XIX hasta los años 50 del siglo pasado. - Foto: PatriciaCentro de cultura popular. «Los he conseguido desde la casa del señor marqués a la basura, porque la gente necesita desprenderse de estas cosas por falta de espacio. Y es una pena», afirma Ismael Peña a sus 87 años, mientras piensa en lo que pasará con todo este fondo cuando él no esté. «Estoy luchando porque, como diría una abuela, quiero dejar bien casados a los hijos», dice mientras se lamenta de lo que cobran los futbolistas y la escasa atención que recibe la cultura popular, a pesar de ser parte de nuestra historia. «No se trata de crear museos estáticos, sino de abrir centros en los que se puede aprender a tejer paja, a bordar, a crear panderetas o castañuelas. Hay muchas posibilidades. Mira ahora el Museo del Prado mostrando su obra unida al Napoleón de Ridley Scott», afirma.
Aunque reconoce que «en varios sitios hemos fracasado», Ismael Peña seguirá trabajando para que esta impresionante colección y la del resto de objetos mantenga vivos los recuerdos de nuestros abuelos. Con la exposición del Teatro Principal niños y mayores pueden levantar las cejas y abrir la boca de asombro ante las canciones infantiles que se reproducen en carteles, observar los carritos para transportar a los bebés o las tronas para que coman, ver los cochecitos de pedales o las peonzas gigantes... El mundo del niño estará abierta hasta el 14 de enero de lunes a viernes, de 11 a 13 horas y de 17 a 21 horas; y sábados de 11 a 13 horas y de 17 a 20 horas. Domingos y festivos, cerrado.