Las siete vidas que se cobró la N-120 entre 2022 y el comienzo del nuevo año alertan a la Jefatura Provincial de Tráfico y cargan de razones a los alcaldes de los pueblos comunicados por una carretera que pide, casi a la desesperada, la llegada de la ansiada A-12 a la provincia de Burgos.
En este escenario, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil juega un papel fundamental para garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad de los usuarios que utilizan cada día esta carretera (8.000 de media según los últimos datos oficiales ofrecidos por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana).
Todos los detalles se tienen en cuenta y la conclusión de los análisis realizados difieren de la sensación generalizada. «Hablar de una siniestralidad elevada en la N-120 no es correcto porque, según los datos que manejamos, es baja», explica el capitán de Tráfico, Juan Antonio Jiménez, quien matiza de inmediato la situación real. «Sí hemos comprobado que, por desgracia, los accidentes que estamos viendo en los últimos meses son muy graves», subraya.
¿Hay algún denominador común que explique, a grandes rasgos, este escenario? La Guardia Civil considera que existen «múltiples factores a tener en cuenta», como son «no respetar la señalización, los adelantamientos incorrectos, la invasiones del carril contrario o el exceso de velocidad».
Del mismo modo, el capitán Jiménez considera que el estado del firme no es un elemento que justifique lo ocurrido en los últimos meses. «Ninguno de estos siniestros que se han producido es atribuible a las condiciones de la vía, a su conservación, a un defecto de señalización o un mal trazado. Por desgracia, interviene la acción de los usuarios», expone.
Desde la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil recuerdan que una de las actividades que completan su labor es «observar si hay algún defecto en la vía, en su estado de conservación o en la señalización». Y, en ese momento, «no se ha detectado una diferencia respecto al resto de carreteras de la provincia. Está en buen estado».
Los siniestros registrados, «pocos, pero muy graves» exigen mantener la guardia alta, desde los usuarios a los encargados de velar por su seguridad. Por ello, «se han intensificado las actuaciones y la vigilancia en la N-120». El capitán Jiménez destaca que la actividad de la Benemérita se deja notar «en el número de puntos de verificación establecidos», así como en «los controles de velocidad y en la presencia de vehículos (uniformados y no uniformados)» presentes en la carretera.
Eso sí, las conclusiones extraídas invitan a la Guardia Civil a descartar -por el momento- una campaña específica contra un tipo de infracción concreto. «Estamos vigilantes ante cualquier comportamiento que suponga un factor de riesgo que pueda originar un accidente», aclara Jiménez.
El exceso de velocidad es un factor que multiplica su peligrosidad en una vía tan delicada y particular como la N-120. Toda precaución es poca y por ello se ruega «paciencia» al volante. Es fundamental «ajustarse a las circunstancias» del momento y «tener la certeza de que las maniobras son seguras» .
La «atención permanente» y el extremo cuidado marcan la diferencia en una vía que presenta un alto volumen de vehículos cada día. «Sobre todo, pesados», recuerda el capitán Jiménez, quien insiste en su reflexión. «Hay que entender que la N-120 es una vía convencional y que no está desdoblada, por lo que un pequeño despiste o una infracción leve puede salir más caro que en una carretera en la que no viene nadie de frente», indica.
Eso sí, esa alta densidad de tráfico tampoco es un factor decisivo sobre el que argumentar la peligrosidad de esta carretera. «Es algo que también ocurre en otras vías de la provincia de Burgos, aunque es cierto que la N-120 es, junto a la N-122, las nacionales convencionales que más tráfico soportan», asume.
Llegado este punto, la Guardia Civil fijará la atención en su labor preventiva y colaborativa con un único deseo para el futuro próximo y lejano. «Tenemos muchas ganas de conseguir que la cifra de fallecidos en esa carretera sea cero», concluye el capitán Jiménez.