La última zancadilla que ha sufrido la continuación de las obras para completar el trazado de la Autovía del Duero se produjo en el ámbito matemático y se ha resuelto en los despachos. En el concurso para licitar las obras para conectar las variantes de Langa de Duero y Aranda de Duero, los números se aliaron para que hubiese un empate entre las dos ofertas mejor valoradas, de las 14 presentadas. La búsqueda de una forma legal para deshacerlo ha tenido paralizado el proceso desde junio hasta ayer, cuando la mesa de contratación hizo pública su decisión.
Será la UTE formada por Obrascon Huarte Lain SA y ASCH Infraestructuras y Servicios SA la que se haga con este importantísimo contrato de la A-11, en detrimento de Sacyr Construcción y Collosa. La balanza se ha inclinado por el mayor número de trabajadores con discapacidad y en riesgo de exclusión de la primera, al estar empatadas en todos los demás conceptos.
El contrato salió a licitación por 211,8 millones y finalmente se ha adjudicado por 180,7 millones (IVA incluido), lo que supone un ahorro de 31,1 millones. Cuenta con un plazo de ejecución de 37 meses, que podría dilatarse porque la constructora tiene la opción de solicitar un reajuste de anualidades en función de los equipos y los rendimientos propuestos en su oferta, según explicó el Gobierno central hace tres semanas.
Este tramo de la A-11 viene arrastrando retrasos e incidencias desde el inicio de su construcción. En 2008, la empresa Corsán-Corvián se hizo con la primera licitación para completar los 22 kilómetros de este tramo, por algo más de 64 millones. Pero en plena crisis económica, los trabajos quedaron paralizado en mayo de 2012, cuando sólo se había ejecutado el 4,5%. El calendario siguió corriendo y en octubre de 2016 se resolvió el contrato con esta empresa.
Tras este paréntesis de ocho años, el Ministerio de Transportes y Movilidad tuvo que realizar una revisión del proyecto, porque la variante de Aranda ya estaba construida y en servicio desde 2015, lo que necesitó una adjudicación del estudio en enero de 2020 y el visto bueno definitivo en julio de 2022. Este proyecto es el que ahora se espera que comience a construirse e incluye dos enlaces en la localidad soriana de Langa de Duero, además de la conexiones que se crearán con Zuzones-La Vid y Vadocondes, ya en territorio burgalés.
Las modificaciones se hicieron para salvar un pinar en Fuentecén y el yacimiento arqueológico Caserío de Arnaiz, además de reducir la contaminación acústica en Fuentelisendo. Será necesario inhumar una fosa común de la Guerra Civil, que se cree que está ubicada al sur de la N-122, entre la parada del autobús de Valdezate y la carretera BU-210. Además, el proyecto incluye un tramo de autovía de 1,4 kilómetros entre el punto de conexión temporal de la A-11 con la N-122 en Fresnillo de las Dueñas, que ha demostrado sobradamente su peligrosidad cobrándose varias vidas desde 2015.