Como era de esperar, la mayoría de los profesores de la Universidad de Burgos cumple con sus obligaciones docentes, si bien existe un porcentaje que se queda al margen de estas en lo que al horario lectivo se refiere, ya sea bien por exceso o por defecto de tiempo. Precisamente, el curso pasado se produjo un incremento del número de clases que no alcanzan el horario mínimo establecido, que depende de cada centro, pero cuya media se sitúa en 50 minutos, alcanzado hasta el 24,5% del total, tal y como revela el informe realizado por el Servicio de Inspección de la institución.
El análisis establece una diferenciación por semestres, siendo el segundo de 2023-2024 donde se produce una mayor incidencia en la pérdida de minutos al incrementarse hasta el 27,5%, teniendo en cuenta que en un 24,2% se produjo un déficit de tiempo de entre el 10 y el 25% de su duración y un 3,3% superó ese límite. Al comparar estos datos con los de periodos lectivos anteriores se observa un incremento del grado de incumplimiento. A modo de ejemplo, en el curso 2018-2019 este era de un 18,4% de media entre los dos periodos docentes, que sin tener en cuenta el año del estallido de la pandemia, se elevó hasta el 21,9% en 2020-2021, el 23,2% en el 2021-2022, y bajó hasta el 21,7% en 2022-2023.
En el otro lado, se encuentran los docentes que se exceden en el tiempo de docencia, si bien esto solo se produce en apenas un 3% de las clases, mientras que en el 72,4% estas se imparten cumpliendo el horario dentro de un margen de minutos puede variar hasta un 10%. La información que recoge dicho informe, clasificada bajo el apartado de Puntualidad, se lleva a cabo a partir de los resultados de las encuestas que se efectúan a los alumnos (UBU-barómetro) sobre la actividad de los docentes, que después dan lugar a visitas a los centros, teniendo también en cuenta «criterios de aleatoriedad y proporcionalidad en relación con el número de créditos impartidos».
El informe señala a los docentes asociados como el colectivo con «más incidencias»
Otro de los aspectos que se valoran en estos controles tiene que ver con las tutorías, donde el año pasado se produjo una notable diferencia entre semestres. En el primero de 2023-2024, los estudiantes expusieron que en el 27,2% de las ocasiones en que recurrieron a este servicio no encontraron al profesor, frente a solo un 9,4% que manifestó esta misma situación en el segundo. No es la primera vez que el informe recoge incidencias en este sentido, ya que en el de hace cinco cursos, cuando esos incumplimientos alcanzaron un 15,64%, la Inspección ya recomendó la adopción de medias que permitieran reducir esas cifras.
Los datos mejoran en otros aspectos valorados como la asistencia de los docentes a clase y la recuperación de las que se pierden, superando en ambos casos el 97% de cumplimiento. Tanto estas cuestiones como las anteriores se enmarcan dentro de las actuaciones ordinarias de dicho servicio académico, a las que se añaden otras de carácter extraordinario que se inician a instancias del rector como consecuencia de denuncias, quejas o reclamaciones recibidas. Así, el curso pasado se llevaron a cabo 13 actuaciones en este sentido (no se especifica el motivo de las mismas en la memoria), de las cuales 6 ya se han cerrado con dos propuestas de expediente disciplinario leve, 4 tomando otras medidas y 7 se encuentran aún en estudio.
En las conclusiones, la Inspección de la institución académica efectúa una valoración «satisfactoria» del encargo docente y establece distintas propuestas o recomendaciones. En este sentido, considera que los Decanatos o Direcciones de los centros tienen que informar al profesorado sobre la necesidad de utilizar el sistema de comunicación y gestión de incidencias, además de reclamar que se implante uno nuevo «más intuitivo y menos gravoso». De igual forma, señala a los asociados como el colectivo que «incurre en un mayor número de incidencias» y pide que se elabore una «guía de referencia» con detalles sobre sus obligaciones.