Traumatología trata el neuroma de Morton con radiofrecuencia

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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La técnica introducida en el HUBU bloquea las señales de dolor en la zona afectada del pie aplicando calor y sin cortar nervios

La traumatóloga Lara Fernández Gutiérrez aplica radiofrecuencia para esta dolencia en el HUBU desde hace un mes. - Foto: Patricia

Traumatología del HUBU ha ampliado las opciones terapéuticas para el neuroma de Morton, al introducir la radiofrecuencia como tratamiento para evitar el dolor que produce esta degeneración del nervio y su engrosamiento. La técnica se sirve del calor para bloquear las señales del dolor y no solo no requiere cortar nervios, sino que en un 80% de los casos evita que las pacientes (nueve de cada diez son mujeres) tengan que pasar por quirófano para que les den soluciones con una cirugía tradicional. «La radiofrecuencia es otro escalón terapéutico. El paciente se va de alta a las dos horas, caminando y sin necesidad de reposo», explica la traumatóloga que la aplica en la capital, Lara Fernández Gutiérrez.

El neuroma de Morton es una patología de la parte delantera del pie o, en la jerga técnica, la «degeneración de un nervio interdigital, que produce una fibrosis perineural». La especialista aclara que lo más habitual es que se produzca entre el tercer y el cuarto dedo y no por casualidad. «Ese espacio es más estrecho y en el 27% coexisten dos ramas [nerviosas]: plantar lateral y plantar medial. Al haber dos, el nervio es más grueso y como hay poco sitio, se produce la fibrosis: un conflicto de espacio». Es más frecuente en mujeres (90%) y la causa, «sobre todo, es mecánica: pies cavos y usar un calzado inadecuado, estrecho y de tacón fino». Ahora se conoce por el diagnóstico de la reina Letizia, pero Fernández Gutiérrez subraya que es muy frecuente: tiene una incidencia del 9% y representa «entre el 25% y el 30% de las consultas que llegan a la Unidad del Pie».

La reina Letizia ha popularizado esta dolencia frecuente y, sobre todo, en las mujeres


Una vez que se detecta, la primera medida terapéutica es siempre el cambio de calzado, a modelos de horma ancha y con tres centímetros de tacón como mucho. A esto se añade una plantilla de «descarga, para abrir el espacio». Alrededor del 20% de los pacientes mejoran, pero, si no, se pasa a las infiltraciones de corticoide y anestésico (tres como máximo), que, al año, le quitan el dolor al 50%. 

A quienes no entran en ese porcentaje,  hace algo más de un mes que Traumatología del HUBU les puede ofrecer la radiofrecuencia continua, aprovechando dos circunstancias: la evidencia científica acerca de su eficacia y la posibilidad de aplicarla sin necesidad de comprar equipamiento, porque la Unidad del Dolor ya disponía del aparato necesario y lo comparte con la del Pie. «La técnica dura unos 15 minutos, se hace  en quirófano,  con anestesia local y con control ecográfico», explica Fernández Gutiérrez. 

Antes de recurrir a la radiofrecuencia se prescribe cambio de calzado e infiltraciones


80 grados. Así, una vez que se ha comprobado la ubicación exacta del neuroma,  se empieza a aplicar calor y a subir la temperatura hasta los 80 grados. «Entonces aguantamos entre 60 y 90 segundos y bajamos», indica la especialista, aclarando que este proceso se repite tres veces, todas el mismo día. «La alternativa hasta ahora era la neurectomía dorsal; es decir, abrir y cortar el nervio tres centímetros donde se produce la clínica. Así, la gente ya no sentía ese dolor quemante, pero quedaba con anestesia sensitiva residual porque no hay nervio. Entonces, muchos no quedaban contentos», afirma.

Ahora, la Unidad del Pie ofrece otra posibilidad antes del tratamiento irreversible, como es cortar nervios. «Creemos que para los pacientes es mejor», concluye.

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