El espíritu emprendedor despega en el último año en Aranda

I.M.L. / Aranda de Duero
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Este 2024, la Escuela de Emprendedores de Jearco aglutina 64 asistentes en el programa de iniciación, a los se suman los 66 alumnos de los talleres especializados en IA y gestión económica, con un 50% de mujeres y hombres

Rodrigo y Eduardo Casado Terrazas, Excelvid.

El espíritu emprendedor en la comarca ribereña ha sufrido un despegue destacado en el último año. Al menos así lo constata la cifra de asistentes a la Escuela de Emprendedores de Jearco, la sección joven de la patronal FAE Asemar. Este año, un total de 64 alumnos han participado en el programa de iniciación, mientras que 66 más se han sumado a los talleres especializados de la escuela pro. La cifra global da un total de 130 asistentes, lo que supera en casi un 20% los alumnos de los últimos cinco años.

Más allá de los datos, la impresión en el seno de Jearco es que las ganas de crear empresas está arraigando con fuerza entre los ribereños más jóvenes. «Desde la pandemia hemos notado que ha ido creciendo poco a poco, la gente vuelve a pensárselo y vienen más para formarse, aunque algunos emprendan y otro no terminen por hacerlo», remarca su presidenta, Ángela Rivas. En el reparto de sexos, este curso ha sido por igual y con edades de lo más variadas, porque «ahora mismo emprenden los de 50-60 años, pero también el de 20 y pico, aunque lo normal es de esta edad para arriba, porque los más jóvenes se están formando».

Este curso, los talleres especializados se han centrado en algo tan básico como la gestión económica para la supervivencia de cualquier empresa, a lo que se ha sumado uno específico en inteligencia artificial pensada para emprendedores. Las cifras de asistencia confirman la correcta elección de ambas temáticas, con una treintena de alumnos en el primero y algo más, 32, en las clases sobre IA aplicada a la empresa.

Paula Portela.Paula Portela.

El programa de la Escuela de Emprendedores, que cuenta con la colaboración de la Fundación Michelin, se divide en seis bloques, que recogen las áreas más importantes de gestión de una empresa, impartidos por siete ponentes expertos, tanto del ámbito de la docencia como empresarios que dotan a sus clases de un carácter más práctico. Entre los asistentes a los talleres, el 67% corresponde a emprendedores que están trabajando los pasos necesarios para lanzar un negocio y que reciben asesoramiento durante todo su proceso y el 33% restante de firmas ya constituidas, cuyos objetivos pasan por poner en marcha nuevas líneas de negocio, afianzar conceptos o mejorar su gestión. 

Violeta Nikolaeva Serviking | Servicios integrales

«Una empresa también crea comunidad y tengo en cuenta el impacto que se genera en las personas»

Tras 20 años trabajando por cuenta ajena, y conocer al dedillo instalaciones como las de Michelin y Pascual en Aranda, esta emprendedora decidió hace dos años y medio ponerse por su cuenta. «Me cansó ese micromundo y, como sabía que podía hacer algo más con mi vida, me lancé», explica esa decisión de cambiar a ser su propia jefa.

Violeta Nikolaeva.Violeta Nikolaeva.

Sus servicios se centran en la limpieza industrial y especializada, ya sea de obra o de grandes espacios, con tratamientos especiales para desinfectar la zona, trabajos en altura o el uso de maquinaria pesada. Más allá de lo duro que es emprender desde el punto de vista económico, que Violeta lo suple trabajando «de sol a sol», lo que más se ha encontrado son los prejuicios de género. «Me preguntan dónde están los obreros cuando tengo que subir a alturas, pero luego les demuestras que lo sabes hacer bien y no vuelven a dudar», afirma orgullosa de su labor que, más allá del resultado, ella defiende que crea comunidad. «Sé el impacto que puede tener en las personas, tanto en los clientes como en la gente que contrato para ayudarme, me gusta mucho trabajar con personas que tienen difícil encontrar trabajo, como mujeres con problemas, y enseñarles un oficio», remarca.

Paula Portela | Centro de estudios

«En casa es más fácil, pero das el salto cuando coges un local, yo aposté por estar contenta a nivel laboral»

Con dos carreras y dos máster en su formación, todo en el ámbito de la Educación, empezó dando clases particulares en su casa, con una atención personalizada, y el aumento de alumnos le hizo dar el salto a «tirarme a la piscina». «Veía que me empezaba a llamar gente y me costó dejar un trabajo fijo que tenía en un comercio, pero cuando el salón pasó a ser la sala de espera ya decidí comprar el local, y me empecé a sentir empresaria», relata lo que le hizo dar el salto.

Aunque sus servicios no hayan cambiado, porque sigue apostando por las clases a medida para cada tipo de alumno, el cambio de ubicación le hizo darse cuenta de que tenía una empresa. «El emprendimiento cuesta, en casa es más fácil, el salto lo das cuando sales de casa, cuando alquilas o compras, al meterte en préstamos, y eso puede asustar pero yo aposté por esto y por estar contenta a nivel laboral», reconoce.

Más allá de contar con más alumnos que nunca, Paula insiste en que ser emprendedora «tiene sus cosas buenas y sus cosas malas», sobre todo a la hora de conciliar porque «a la hora de ser madres, las bajas por ser autónoma son más difíciles, pero no lo cambio por nada»

Rodrigo y Eduardo Casado Terrazas | Excelvid

«Si se lo está planteando, es que es el momento; y es bonito tener tu propia empresa, muy satisfactorio»

Estos dos hermanos han vivido el mundo del vino por la bodega familiar, pero decidieron emprender en el sector por su cuenta. Rodrigo trabajaba de economista en una consultora financiera en Madrid y fue Eduardo quien le animó a dar un giro a su vida en 2020. «Él me empujó a dar un paso más y a crear un negocio propio como tal, juntos dimos el salto», reconoce Rodrigo (dch. en la foto).

Hace cinco vendimias empezaron a prestar sus servicios de recogida mecanizada de la uva, primero con una máquina a la que se sumó una segunda, lo que les permitió ampliar su radio de trabajo. «Empezamos la campaña en Extremadura y Jerez, y luego subimos para hacer Toro y Rueda y acabar en Arlanza y, por supuesto, Ribera del Duero», enumera Rodrigo las zonas que recorren en sus escasos tres meses de trabajo anuales.

Aunque ahora transmite su ilusión por este proyecto, lo cierto es que los inicios no fueron fáciles. «Llamamos a muchos bancos y todos nos dijeron que no, menos uno que apostó por nosotros», apunta Rodrigo, que anima a los que estén pensando emprender. «Si se lo está planteando, es que es el momento; y es muy bonito tener tu propia empresa, es muy satisfactorio», asegura.