Miranda se asoma a una prórroga de su confinamiento. La ciudad está cerca de cumplir su cuarta semana bajo las restricciones impuestas por la Junta de Castilla y León, aunque la incidencia de la covid-19 desciende a cámara lenta. El próximo viernes, la Consejería de Sanidad decidirá sobre si amplía el aislamiento perimetral y ante esta situación, empresarios y hosteleros alzan la voz para pedir a la administración regional que reconsidere las reglas, porque consideran que son ineficaces para rebajar el número de contagiados.
El presidente local de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), Eduardo Araguzo, reconoce que "la situación es crítica" y demanda un cambio de rumbo. En primer lugar abre la puerta a endurecer las medidas, incluso con un hipotético toque de queda, sin "hacer trizas a la hostelería", puesto que remarca que los esfuerzos se tienen que enfocar hacia el ámbito privado "con controles más fuertes en celebraciones".
Para frenar la transmisión en los hogares, FAE ha propuesto a través del Ayuntamiento medidas para que se valoren junto con la administración regional. Una de ellas incluye al albergue juvenil Fernán González, dependiente de la Junta de Castilla y León, que se ve como un punto para acoger a personas que han dado positivo y que en sus hogares no pueden aislarse correctamente. Por el momento no han recibido respuesta.
Además demandan "agilizar los PCR", ya sea a la hora de realizarlos, como en el momento en el que se tiene que comunicar el resultado, ya que a su juicio hay que acelerar este proceso para los positivos tomen conciencia y "se confinen antes". Esto afirma que reduciría el riesgo y ayudaría a revertir la situación, algo que se antoja necesario "porque si no bajamos la incidencia esto va a ser muy duro, no solo sanitariamente sino también económicamente".
En este último aspecto, la hostelería representa el foco más preocupante, por el riesgo de quiebra para muchos locales. En la asociación Altamira esperan que la Junta no reduzca su horario como en Burgos o Aranda, porque la ciudad acumula ya cuatro semanas de restricciones. Su presidente, Pepe Rey, indica que el toque de queda, dependiendo de la hora que establezcan, puede suponer la puntilla por lo que matiza que "mejor que nos cierren como en Cataluña y nos den ayudas para mantenernos". A su juicio, la Junta fuerza que sean ellos los que tomen la decisión de cerrar y no dar contraprestaciones, aunque remarca que en la hostelería hay pocos contagios.
El aislamiento perimetral sí que lo han notado "porque la gente de los pueblos de alrededor no puede venir a comprar, ni acude a los restaurantes". Además, lamentan que las limitaciones derivan en un cambio de hábitos a la hora de ir a comprar a otras localidades cercanas "y luego nos va a costar recuperarles". Rey mantiene que "las medidas actuales no son efectivas y no están poniendo de su parte". Como afirman en FAE, advierten que la prioridad debe estar en la realización los test y controlar el ámbito familiar por lo que solicitan que se active el ‘arca de Noé’ en el albergue.