De puertas hacia afuera el bipartito que gobierna la ciudad de Burgos se esfuerza por dar una imagen de unidad, pero no es oro todo lo que reluce. Y ahora que hay una cita electoral a la vista Vox Burgos trata de tomar distancia respecto a su socio en el Consistorio para tratar de llegar a sus votantes. Y lo que el partido de Santiago Abascal denomina 'ideología climática' se ha convertido en la principal baza para diferenciarse de los populares. Fernando Martínez-Acitores y los otros tres concejales de Vox en el número 1 de la Plaza Mayor ya forzaron al ala popular del Gobierno a reducir al mínimo legal la zona de bajas emisiones que empezará a funcionar en la capital en 2026. Los del PP habían incluido una nómina de calles que iba más allá de la almendra peatonal que constituye el centro histórico de Burgos, pero la presión que ejerció su socio hizo que finalmente el espacio protegido de la contaminación se redujera a la mínima expresión.
Ahora Vox Burgos se jacta de ese éxito. De hecho, Martínez-Acitores ha participado en un foro con otros concejales de su partido de otras ciudades -Móstoles, Castellón o Elche- para subrayar el papel que ha jugado en Burgos para «limitar las prohibiciones y multas a los ciudadanos impuestas por PP y PSOE», según señalaban ayer la red social X (Twitter). Y además se permite atacar a los populares, a los que acusa de ser cómplices del PSOE por aplicar la «ideología climática» que defienden los de Pedro Sánchez.
No es el único desencuentro que han tenido los dos partidos de gobierno. Hay que recordar la alegación que anunció Vox contra el Presupuesto del Ayuntamiento para reducir el 50% las ayudas que el municipio viene entregando desde hace tres décadas a organizaciones no gubernamentales afincadas en Burgos que trabajan en distintos países del mundo, justificándolo en el hecho de que muchas partidas no se ejecutan.