«No hay que tener miedo a trabajar en sectores masculinizados»

L.M. / Burgos
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12 meses con nombre propio | DICIEMBRE. Raquel Angulo. La única mujer que trabaja en el taller de Nicolás Correa recibió el premio extraordinario de FP por un expediente académico que arroja un inmaculado 11,08 de media

Raquel Angulo, única mujer que trabaja en el taller de Nicolás Correa. - Foto: Luis López Araico

Un protagonista por cada mes. Una historia de éxito, de superación o de lucha detrás de cada rostro. Representan a muchos más, a todos los hombres y mujeres que llevan el nombre de Burgos por bandera y que nos mejoran como sociedad. '12 meses con nombre propio' es el anuario humano de Diario de Burgos de este 2023. En diciembre el protagonismo es para... Raquel Angulo.

Raquel Angulo es única. No solo por el 11,08 que figura en su expediente académico correspondiente al grado de FP en Programación de la Producción y Fabricación Mecánica. Tampoco por el premio extraordinario de Formación Profesional que entrega la Junta de Castilla y León y que recogió el pasado viernes 15. Por si estos dos hechos fueran poco, desde hace un año y medio es la única mujer que trabaja en el taller de la empresa multinacional burgalesa Nicolás Correa.

Aunque en el seno de esta compañía son cada vez más los perfiles femeninos en plantilla, el departamento de Recursos Humanos solo cuenta con Angulo en el área de montaje. «Me siento una más», reconoce esta joven de apenas 23 años. La modalidad de FP Dual que cursó en el Padre Aramburu le permitió realizar sus prácticas en la compañía del polígono Burgos-Este, referente mundial en la fabricación de fresadoras. «El primer día no sabía lo que me iba a esperar porque en clase nos dan una noción básica sin especializarnos», recuerda.

Sin embargo, lo suyo fue prácticamente un flechazo: nada más entrar le tocó nivelar bancadas, una tarea que requiere de una precisión más que milimétrica para que la maquinaria que sale de Nicolás Correa a todo el planeta funcione de forma correcta. El 6 de junio del año pasado fue su último día como estudiante en prácticas, aunque la dirección de la compañía tuvo claro que querían seguir contando con ella en sus filas, por lo que le ofrecieron un contrato indefinido. «Soy una más. Aunque al principio me sentí observada al ser la novedad, ahora soy una más», indica Angulo.

Estudiar una FP fue todo un descubrimiento para mí. Desde pequeña he sido un poco manitas como mi hermano»

La trayectoria de esta burgalesa, que pese a la falta de referentes en un sector tremendamente masculinizado decidió cumplir su sueño, es un ejemplo a tener en cuenta para todas esas chicas que podrían tener reticencias a la hora de elegir estudiar una Formación Profesional de estas características. «Hay que perder el miedo a entrar en un sector tan masculinizado, no es tanto como parece desde fuera en un primer momento», apunta. Aunque su idea inicial fue la de estudiar un grado en Ingeniería Informática en la UBU, un amigo suyo le recomendó plantearse una FP.

«Desde pequeña he sido un poco manitas como mi hermano», explica. Cualquier cachivache que andaba por casa era un reto con el que entretenerse y con el que, en muchas ocasiones, mostrar su destreza y su ingenio. «La FP fue todo un descubrimiento para mí», admite ahora. A sus padres les convenció con la infinidad de salidas que tiene esta vía profesional y sus ganas de hacerse un hueco en este mundo. A su cuadrilla de amigos y amigas, sabedora de su ingenio a la hora de arreglar todo tipo de aparatos, no les pilló de sorpresa la decisión que tomó.