El próximo día 15 el Ayuntamiento de Villarcayo inaugurará tras varios años de vicisitudes y una inversión de alrededor de 350.000 euros el flamante Centro Intergeneracional Encarnación Bustillo Salomón, que busca aglutinar actividades para mayores, pero también para vecinos de otros sectores edad. La cuestión es quién fue esta villarcayesa nacida en 1876, hija de Rafael Bustillo y Pereda, natural de la pedanía villarcayesa de Villacomparada de Rueda, y Adelaida Salomón, natural de Roa, y fallecida en 1966 en Madrid, donde transcurrió gran parte de su vida. La historiadora, escritora y profesora Esther López Sobrado investiga su biografía y como en cada empresa en la que se embarca, la pasión guía sus pasos.
A su juicio, conocer algo más de Bustillo Salomón es de justicia, por tratarse de una heroína de su tiempo, una mujer que decidió, contra viento y cultura decimonónica ser artista, hasta el punto que en su esquela quiso dejar constancia escrita de su profesión 'Pintora'. «Cuando no estaba bien visto que un hijo se dedicara a la pintura... imagina una hija», destaca López Sobrado. «Es verdad que no fue una pintora vanguardista, pero ello se debe al momento que le tocó vivir. Nace en 1876 y cuando llegaron las vanguardias a España en los años 30 del siglo XX, ella ya tenía casi 60 años, con lo que no es fácil cambiar de estilo», explica. «Después llegó la Guerra Civil y el retroceso a nivel cultural fue brutal», continúa.
Encarnación se codeó con el mundo del arte y se presentó a multitud de exposiciones nacionales y salones feministas. Nunca dejó de pintar y su obra fue muy prolija, algo que López Sobrado está logrando descubrir gracias al contacto con dos de sus nietas, que conservan muchos de sus cuadros. Hasta ahora apenas se tenía constancia de su obra más reconocida Las camareras de la Virgen, custodiada el Museo de Burgos y que el pasado año viajó a Zaragoza y Valencia, al ser elegida para formar parte de la muestra Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España 1804-1939.
Su pintura fue «costumbrista», como era habitual en una mujer del siglo XIX. Cuadros de escenas de la época, como el de Las camareras de la Virgen, bodegones, flores, algún retrato y excepcionalmente paisajes, «algo que no era lo normal en las pintoras de esa época». Pero su biógrafa insiste en que «no fue una mujer al uso». Inició sus estudios artísticos en Valladolid, donde la profesión de abogado de su padre llevó a toda la familia. En Madrid siguió formándose y fue alumna de la pintora Fernanda Francés. López Sobrado aún no ha logrado desentrañar la fecha de su primer matrimonio, pero si ha constatado que su primer marido, Rufino Zatón Villamor, falleció en la casa familiar de Villarcayo a los 56 años, cuando Encarnación solo tenía 36. La investigadora ha localizado esa casa familiar, pero su ubicación y muchas otras novedades las desvelará en la conferencia inaugural que dará en la Institución Fernán González, de la que hace poco fue nombrada académica. La pintora villarcayesa será su protagonista.
En segundas nupcias se casó con Víctor Gómez García, del Valle de Soba (Cantabria), quien en la Guerra Civil española se marchó a Cuba con los dos hijos del matrimonio para evitarles entrar en combate. En La Habana, José Gómez Bustillo estudió y ejerció la ingeniería, mientras que su hermano Miguel Rafael fue abogado y un reconocido entomólogo. Precisamente con las hijas de éste y nietas de Encarnación, Sarita y Vivian, logró contactar López Sobrado hace un año y medio, así como con la secretaria personal del hijo de Encarnación, Ana María Pérez Úbeda, con lo que ha podido ahondar mucho más en la figura de la pintora.
De Houston a Villarcayo. Sarita viajó desde Houston a Villarcayo el pasado 9 de noviembre para conocer a la historiadora, a la que está «profundamente agradecida» por su labor detectivesca. Tras visitar la localidad afirmaba estar «impresionada» y que le había servido para ver a su abuela «con una óptica totalmente distinta». Incluso planteaba en voz alta la posibilidad de hacerse con una casa. El hecho de que el Centro Intergeneracional, que «espera sea muy útil para la sociedad y para el pueblo» vaya a llevar el nombre de su abuela lo calificó «como un homenaje al patrimonio cultural de Villarcayo y una promesa de seguir conservándolo». Sarita, que vive rodeada de los cuadros de su abuela» y la conoció cuando tenía 8 años de edad, al viajar de Cuba a Santander con sus padres, la ve ahora como «un personaje histórico, feminista, mucho más interesante que antes, aunque ya la admiraba». Su recuerdo de aquel primer contacto evidencia lo que fue Encarnación. La acompañó a pintar junto al mar.