Lleva en servicio 10 años, pero siempre arrastró el desdoro de ampliar el inacabado trazado del Bulevar con un planteamiento de mínimos diametralmente alejado del espíritu y del diseño propuestos por Herzog &De Meuron para el corredor urbano. Ahora, la próxima construcción del último tramo invita al Ayuntamiento a acordarse del segmento olvidado y se dan los primeros pasos para mejorar ese kilómetro y medio cogido con pinzas.
Catalogado por la oposición en su momento como una «chapuza impropia de Burgos», el vial que une las calles Caleruega y Arlés se puso en marcha con la promesa de ser una intervención provisional que, de hecho, hace mucho que se asume como definitiva.
Aceptada, del mismo modo, la imposibilidad de desarrollar al pie de la letra el masterplan de los suizos tal y como fue concebido tanto en su diseño como en su contexto socioeconómico, el actual equipo de Gobierno se centra en los trámites administrativos para la licitación de los trabajos que darán forma a los 900 metros que coserán el Bulevar hasta la N-120 en el barrio de El Pilar y que incluyen un paso peatonal desde CLH hasta el cruce con la facultad de Educación.
Una vez se materialice esta actuación coincidirán tres modelos urbanísticos diferentes en el mismo trazado.El original, que llega hasta Cellophane, el mencionado tramo de bajo coste hasta el Camino de Villargámar impulsado en los tiempos de Javier Lacalle en Alcaldía y la nueva apuesta intermedia planteada hasta la 'desembocadura' del corredor.
Por este motivo, el bipartito lanzará el próximo año un proyecto de mejora de ese segmento de mínimos que ofrecerá los mismos servicios y tendrá las mismas calidades que el tramo a construir a partir del último trimestre de este año.
Este ramal propuesto por el Ejecutivo de Cristina Ayala será prioritario y una vez finalicen los trabajos previstos el área de Urbanismo se centrará en las tareas de modernización y mejora de esos 1,5 kilómetros anteriores. Ese segmento ideado en un momento marcado por los ajustes presupuestarios solo presenta un carril por sentido, con una acera muy estrecha y unas farolas de segunda mano en forma de báculo que contrastan con las 'lágrimas' originales que presiden el resto del trazado.
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