Los devastadores efectos de la DANA en Valencia hace menos de dos semanas han hecho que todos los ciudadanos pongan su atención sobre la meteorología y los cauces de los ríos. También la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha estado atenta a las cuencas que se incluyen en sus competencias y, además, desde la institución apuntan que llevan a cabo una revisión constante de esas zonas para conocer su estado. En el caso de Miranda, la entidad dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica asegura que emprenderá «actuaciones de conservación de cauces» según«se vayan detectando nuevas necesidades», aunque por ahora no tiene prevista ninguna intervención concreta. Y eso que la última en el principal río de la ciudad data de 2015.
En la Confederación explican que en aquel momento se invirtieron en torno a 355.000 euros. Pero no se trató de una intervención preventiva, sino que estuvo motivada por las importantes consecuencias que se derivaron de la riada que tuvo lugar en enero de ese año, cuando el Ebro alcanzó los 1.410 metros cúbicos por segundo y rozó los siete metros de altura a su paso por Miranda, registrando así su mayor crecida en casi cuatro décadas. Si bien es cierto que desde la institución responsable de la cuenca puntualizan que en casi una década han destinado algo más de 800.000 euros a trabajos en esta zona, al mismo tiempo reconocen que en nueve años no ha habido ninguna otra intervención en el principal cauce que atraviesa la ciudad, ya que el resto de acciones han afectado a algunos afluentes.
En este sentido, desde la CHE describen que, salvo en la actuación por la emergencia de 2015, la mayor parte de inversiones en el entorno de Miranda se han dedicado al «mantenimiento y conservación de cauces». Así ocurrió, por ejemplo, con dos series de intervenciones que se llevaron a cabo en 2021 y que, en total, superaron los 400.000 euros de desembolso. Aquel programa se centró en los ríos Zadorra, Bayas y Ayuda, así como, en el arroyo de San Miguel. De esta manera, el plan no solo afectó al término municipal de la ciudad del Ebro, sino que también se extendió a lugares como el Condado de Treviño o Iruña de Oca.
Un año más tarde la entidad dependiente del Gobierno central retomó su actividad en Miranda. Esta vez solo en el Bayas, con un coste que se acercó a los 25.000 euros. Se trata de la intervención que tanta polémica generó entre los grupos ecologistas de la ciudad del Ebro, pues consistió en eliminar una gran cantidad de chopos que ocupaban las riberas del afluente. Los argumentos sobre los que la CHE cimentó aquella decisión fueron dos. Por una parte, aseguró en 2022 que la hilera de árboles no se ajustaba a la legalidad y, por otro lado, añadió que varios de esos ejemplares ponían en riesgo la seguridad al encontrarse en mal estado y poder caer en cualquier momento o ser arrastrados por la propia corriente.
Precisamente, esa misma problemática se ha detectado ahora en el Ebro. No por la CHE, sino por el Ayuntamiento y otros colectivos de Miranda. Desde el departamento de Aguas de la administración municipal se tiene constancia, como ya avanzó este periódico hace unos días, de que hay varios árboles que corren el riesgo de desplomarse porque no se encuentran en buenas condiciones. El Consistorio apunta a la zona de las riberas del río principal que van desde el puente de Hierro hasta el Polideportivo de Anduva, pero en el Club de Piragüismo Antares añaden que ese inconveniente también se da en las orillas situadas entre Cabriana y la N-I.
1.000 euros en 2024. Entre las actuaciones que tiene contabilizadas la Confederación Hidrográfica del Ebro desde 2015 también hay una que ha tenido lugar este año. Se trata de una intervención en el arroyo de San Miguel, cerca de Bardauri, aunque su calado ha sido bastante limitado. Tanto, que la inversión apenas ha ascendido a los 1.000 euros.